Cuentan los mayores del lugar que en épocas anteriores existieron cinco
ermitas distribuidas por diferentes lugares del término municipal de
Guadalix de la Sierra: la de
San Sebastián, situada en “La Mata”, de la que hay una cita en una visita ordinaria efectuada por el visitador eclesiástico, inscribiendo una providencia en virtud de la cual se ordena a los Alcaldes ordinarios de la Villa, que reparen el
tejado que se ha hundido (año 1707); San Roque, en la “Rotura”; San Pedro, en el cerro de su nombre;
Santa Ana, en el “Verdugal”, por último, la de Nuestra Señora la
Virgen del Espinar, patrona de la Villa. Ésta ha contado con distintos emplazamientos en épocas más recientes: el más recordado y de mayor
tradición es la que estuvo situada en tierras bañadas por el
pantano, hoy ya desaparecida, pero que durante bastante tiempo aguantó erguida entre las
aguas que la anegaban.
Posteriormente, se construyó otra en la zona conocida como “La Cabeza”, diseñada por el arquitecto M. Fisac, pero que no contó con la devoción de los feligreses por la situación del
edificio, por lo que por votación popular se decidió construir una nueva en el emplazamiento actual, zona muy próxima a la que anteriormente había ocupado el pantano. Desde entonces, la Virgen del Espinar cuenta ya con su morada, que esperemos sea ya la definitiva, de donde sale únicamente en dos fechas señaladas: en
Semana Santa, para la llamada
Procesión del Encuentro, y para la Celebración de sus
Fiestas Patronales, en Septiembre. Una vez concluidas éstas, es devuelta de nuevo a su
ermita, festejada con la celebración de una tradicional
romería.