ECOS DE TIEMPOS PASADOS
Las huellas se van borrando
de lamentos y condenas,
quizá se van marginando
cuando se rompen cadenas.
Con la sierra en todas partes
y sus brisas heladoras,
en Hoyo se ven brillantes
las claras madrugadoras.
El Manzanares suspira
cómo cualquier penitente,
y en su ribera se inspira
el agua de su corriente.
La historia marca caminos
con sus duras sensaciones,
martirizando destinos
en multitud de ocasiones.
Los sentimientos afloran
sobre los campos desiertos,
dicen que muchos decoran
los recuerdos de sus muertos.
Miradas al horizonte
para soñar otros mundos,
piedras que son puro monte
entre los vientos absurdos.
En Hoyo de Manzanares
la sierra marca los signos,
dicen que existen cantares
acompañados de trinos.
El viento llega sonando
por los picazos del monte,
y en sus ecos va clamando
la fuerza de su resorte.
Las brisas del Manzanares
se crecen de madrugada,
con recuerdos y lugares
de esperanza marginada.
G X Cantalapiedra.
Las huellas se van borrando
de lamentos y condenas,
quizá se van marginando
cuando se rompen cadenas.
Con la sierra en todas partes
y sus brisas heladoras,
en Hoyo se ven brillantes
las claras madrugadoras.
El Manzanares suspira
cómo cualquier penitente,
y en su ribera se inspira
el agua de su corriente.
La historia marca caminos
con sus duras sensaciones,
martirizando destinos
en multitud de ocasiones.
Los sentimientos afloran
sobre los campos desiertos,
dicen que muchos decoran
los recuerdos de sus muertos.
Miradas al horizonte
para soñar otros mundos,
piedras que son puro monte
entre los vientos absurdos.
En Hoyo de Manzanares
la sierra marca los signos,
dicen que existen cantares
acompañados de trinos.
El viento llega sonando
por los picazos del monte,
y en sus ecos va clamando
la fuerza de su resorte.
Las brisas del Manzanares
se crecen de madrugada,
con recuerdos y lugares
de esperanza marginada.
G X Cantalapiedra.