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HOYO DE MANZANARES: Y LOS JABALIS DEJARON SUS HUELLAS EN EL PICAZO...

Y LOS JABALIS DEJARON SUS HUELLAS EN EL PICAZO
En aquella tarde noche del día 30, del mes de agosto del 2019, los vecinos de toda la vida de la Urbanización del Picazo, habían decidido cenar en comunidad, El pan el vino y las diferentes especialidades de cena, estaban resultando fabulosas, los allí reunidos que se juntaron más de 26, personas mayores, hacían una velada hermosa y con buen apetito. Pero los jabalís, que sabían desde su nacimiento, que estas tierras les pertenecían de por siglos, no estaban dispuestos a dejar pasar esa fabulosa ocasión, para mostrar sus derechos de por vida, y sobre el terreno se dejaron ver entre luces y sombras, intentaron cercar a los comensales, y luego empezaron a soltar sus clásicos gruñidos, enseñando sus fieros colmillos, con los que amenazaban sin ningún pudor, al darse cuenta los vecinos de aquel posible ataque de jabalís fieras, los teléfonos de los comensales, empezaron a sonar pidiendo auxilio, pero alguien pensaba que era una broma de mal gusto, otros vecinos que no participaban en la cena, salieron en su auxilio, con palos y herramientas caseras, y con cuchillos de gran tamaño, para poder hacer frente a tantos animales salvajes sueltos, quizá pasaran de 10 jabalís, los gruñidos aumentaban de aquellos animales, que tenían cercado a los vecinos comensales, sin querer romper el cerco, sobre las mesas de piedra y sus aledaños. Fueron momentos difíciles, los colmillos brillaban en la noche, como si fueran de acero, y los ojos de los animales eran puro reflectantes. Nadie de los allí vecinos presentes, fue capaz de enfrentarse cara a cara, aquellas fieras que reclamaban su territorio, tan solo gritaban para que se fueran o se alejaran del entorno. Los jabalís llevaban todo el verano, rompiendo los jardines de dicha urbanización, y sus huellas eran temidas, las noches se vivían en preocupación, pero nadie quería aceptar que pudiera ser posible, un ataque a sus vecinos, que en su mayoría eran personas que llevaban allí veraneando bastantes años, quizá más de 25 veranos. El cerco duro como media hora, sin poderse mover del lugar donde se encuentran los asadores de carne de dicha Urbanización, y al lado del Campo de Tenis. Por fin los jabalís se juntaron en un pequeño descampado, y parece que decidieron salir de aquel lugar, sin herir a ningún humano. Eso sí, se fueron gritando y gruñendo, como queriendo decir, volveremos para reclamar nuestra tierra y nuestras bellotas, y dejar esa huella de terror al ver sus ojos rojos, que parecían semáforos reluciendo. Los vecinos terminaron su cena, pero las miradas se perdían en la noche, queriendo adivinar las intenciones de esos animales, de costumbres viejas, pero con instintos del presente, seguro que algún animalista, les hubiera dado la razón a dichos jabalís, y habría añadido, no se pueden romper las fronteras, ni llevar nuevas construcciones a la sierra, y muchos menos tratar de cazarles, con lazos y caza furtiva, para liquidar su recuerdo de animales salvajes. Los animales se sienten día a día represaliados, y cazados sin dejar sus rutas y vidas tranquilas, El hombre que se siente superior, intenta poder aniquilar todo lo que le pueda molestar, y decide a su voluntad, donde deben de llegar sus estragos, dejando el campo en algunos lugares, como un desierto donde solo viven las hormigas, y esos animalitos, porque no les interesa eliminarlos, La rebelión de los jabalís, se viene notando en estos lugares de sierra, desde hace algunos años, sus ecos de lucha y resistencia son cada día más habituales, y su futuro no está nada claro. Aquellos vecinos de la Urbanización, todos ellos jubilados, parece que nunca olvidaran, aquella tarde noche de cena en vecindad, donde los jabalís demostraron su poder ante las agresiones terrenales…G X Cantalapiedra… 30 - 8 - 2019.