LAS FIESTAS DE HOYO DE MANZANARES
Estan las fiestas brillando
entre sueños esperados,
el ambiente va marcando
esos encierros cuidados.
Sombras de viejas historias
corren por sus arbolados,
las piedras guardan memorias
de signos bien apartados.
Las encinas son testigos
de sus horas de nublados,
y no quieren enemigos
de jabalís encarados.
En este raro verano
donde se notan sus huellas,
el jabalí no es lejano
de poder ver las estrellas.
La sierra viene dejando
tormentas de nubes negras,
y en su cielo vas notando
que nos vigilan las fieras.
Entre piedras y jardines
en Hoyo crecen las hierbas,
y son sus grandes confines
por donde corren las ciervas.
La mirada al horizonte
con La Tortuga en espera,
teniendo muy cerca el monte
El Picazo si se entera.
Brisas que dejan los fríos
corriendo por sus praderas,
quedan muy lejos los ríos
que sueñan con primaveras.
En Hoyo la caldereta
es invitar al vecino,
y su turno se respeta
como se respeta el pino.
G X Cantalapiedra.
Estan las fiestas brillando
entre sueños esperados,
el ambiente va marcando
esos encierros cuidados.
Sombras de viejas historias
corren por sus arbolados,
las piedras guardan memorias
de signos bien apartados.
Las encinas son testigos
de sus horas de nublados,
y no quieren enemigos
de jabalís encarados.
En este raro verano
donde se notan sus huellas,
el jabalí no es lejano
de poder ver las estrellas.
La sierra viene dejando
tormentas de nubes negras,
y en su cielo vas notando
que nos vigilan las fieras.
Entre piedras y jardines
en Hoyo crecen las hierbas,
y son sus grandes confines
por donde corren las ciervas.
La mirada al horizonte
con La Tortuga en espera,
teniendo muy cerca el monte
El Picazo si se entera.
Brisas que dejan los fríos
corriendo por sus praderas,
quedan muy lejos los ríos
que sueñan con primaveras.
En Hoyo la caldereta
es invitar al vecino,
y su turno se respeta
como se respeta el pino.
G X Cantalapiedra.