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HOYO DE MANZANARES: AQUEL HOMBRE QUE CAMINANDO...

AQUEL HOMBRE QUE CAMINANDO
Aquella tarde de agosto del año 2021, aquel hombre solitario duro y muy decidido, saliendo desde Hoyo de Manzanares quiso llegar al abismo, carretera de Colmenar Viejo, entre encinares perdidos, una carretera muerta de tiempos muy permitidos, giro sobre su derecha era un camino elegido, dicen que fue la Republica la que trazo su buen signo, para un lado queda El Pardo, a Cerceda el otro sentido, la llaman de La Republica, alguien de cerca me dijo. Los kilómetros pesaban el calor fue su enemigo, caminando con soltura, en un alto del camino, una casa sobresale del horizonte vivido, cuesta abajo hacia el Pantano, del Pardo muy bien querido, el hombre gasta su fuerza y un animal pega un grito, siente de cerca la noche, se vuelve con un suspiro, el sol se esconde entre piedras, tan solo a un ciclista a visto, la soledad le acompaña, de noche pisa el camino, parando sobre las piedras puede echar un trago de vino. Lleva ya sobre sus piernas muchos kilómetros seguidos, dos burros desde una cerca, sus rebuznos son erguidos, el hombre va caminando, la noche tiene su brillo, La Luna marca su ruta, y el corazón se ve herido, se pasó más de dos horas en tan precioso camino, y rebaso la barrera con el miedo del camino. Andando por la carretera, iba pensando en sí mismo, y un coche de marcha lenta, su ayuda le da allí mismo, eran las doce de la noche, y no pensó en su destino, en Hoyo de Manzanares le deja medio perdido, sentado sobre una piedra, sin saber lo que ha ocurrido, quiere buscar su tragedia entre encinares perdidos. La noche viene muy fresca, el apenas lleva abrigo, aquella tarde tan buena, fue terrible en su camino, él vive solo en su casa, que en este caso es un piso, y traza sobre la cama lo que quiso hacer de niño, Carretera Republicana, entre los vientos distintos, hicieron su noche extraña, con rebuznos incluidos, con las vistas del Pantano, muy cerca el Pardo le ha visto, cortada la carretera, se volvió sobre sí mismo, muchas horas caminando sin ser nunca un peregrino, tan solo quiso ir andando por ese bello camino, Nadie en su casa esperaba, su rumbo busca el abismo, y penetra en la montaña, sin sentirse un hombre absurdo. Zapatillas de deporte, caminante del olvido, sin ser un hombre arrogante, su miedo no tiene abismo, A la mañana siguiente despertó medio encogido, los pies estaban cansados, el alma medio perdido, tan solo sufre y se calla, al verse solo y herido, su esposa murió y descansa, no muy lejos de allí mismo, el elige la montaña por seguir su compromiso, si se presenta la muerte en cualquier momento injusto, podrá decir muncha gente que su vivir no es disgusto. En sus manos campesinas se notan las sensaciones, y sube por las colinas para entender sus razones. G X Cantalapiedra.