DESDE HOYO DE MANZANARES
Aquel hombre corre mundos
sin forzar sus esperanzas,
nunca vio pasos absurdos
ni buscó penosas danzas.
Andando por los caminos
que soñaba de pequeño,
viendo lugares y signos
de nada quiso ser dueño.
Caminando por las costas
que tiene el Mediterráneo,
pisando calles angostas
sin verse nunca foráneo.
Por senderos tenebrosos
de La Galicia Profunda,
viendo sueños horrorosos
donde el eucalipto abunda.
Recorriendo bien Castilla
con sus castillos guerreros,
viendo alguna maravilla
sin ser sueños embusteros.
Carreteras empinadas
a veces con grandes puertos,
con ciudades encantadas
sin ver sufridos lamentos.
Hoyo como residencia
de su lugar verbenero,
El Picazo da conciencia
a cualquier aventurero.
Siempre pensando en salidas
para visitar más pueblos,
sin verse nunca a escondidas
visitaba muchos templos.
En el corazón tenía
aires de Soria en silencio,
y buscaba la alegría
sin ponerla nunca precio
G X Cantalapiedra.
Aquel hombre corre mundos
sin forzar sus esperanzas,
nunca vio pasos absurdos
ni buscó penosas danzas.
Andando por los caminos
que soñaba de pequeño,
viendo lugares y signos
de nada quiso ser dueño.
Caminando por las costas
que tiene el Mediterráneo,
pisando calles angostas
sin verse nunca foráneo.
Por senderos tenebrosos
de La Galicia Profunda,
viendo sueños horrorosos
donde el eucalipto abunda.
Recorriendo bien Castilla
con sus castillos guerreros,
viendo alguna maravilla
sin ser sueños embusteros.
Carreteras empinadas
a veces con grandes puertos,
con ciudades encantadas
sin ver sufridos lamentos.
Hoyo como residencia
de su lugar verbenero,
El Picazo da conciencia
a cualquier aventurero.
Siempre pensando en salidas
para visitar más pueblos,
sin verse nunca a escondidas
visitaba muchos templos.
En el corazón tenía
aires de Soria en silencio,
y buscaba la alegría
sin ponerla nunca precio
G X Cantalapiedra.