HOYO DE MANZANARES: Y DICEN QUE VIO AL DEMONIO...

Y DICEN QUE VIO AL DEMONIO
Era el año de 1949, aquel hombre solitario de Hoyo de Manzanares, en el mes de diciembre, saliendo de su domicilio, le temblaron las manos y el cuerpo entero, al salir por la acera, donde residía, vio como un ser encapotado, que le pareció que sus piernas, eran parecidas a las de cualquier chivo grande, que no llevaba zapatos, y sus pezuñas le relucían, e incluso pensó que llevaba cuernos que sobresalían de su capota. El hombre aquel, pensó salir corriendo, pero reflexiono y al revés freno su paso, eran las diez de la noche de aquel misterioso diciembre. Y dejó que se alejara tranquilamente. El hombre aquel se acercó al bar, donde un amigo había quedado con él, para echar una partida de cartas. Al entrar en el bar, alguien le dijo, parece que vienes blanco, y además nervioso, el hombre aquel contesto, no solamente que vi algo raro cuando venía para aquí. No quiso dar más explicaciones, le habrían dicho de todo menos guapo, y callo para no ser el hazmerreír de todo aquel valle. Sobre las doce de la noche volvía para su hogar, y su mirada constante no paraba de mirar hacia todos los lugares, El miedo le hacía temblar, sentía ruidos extraños por todas partes, y al llegar a su domicilio, entro deprisa en su casa. Cerrando el cerrojo con mucha prisa, no sin antes echar un vistazo a su calle y alrededores. A su esposa no la contó nada, pero la preocupación era terrible, hasta que un ruido venido del vecindario, le despertó. Y su esposa le comentó, que te pasa esta noche que no eres capaz de dormir, el hombre aquel replico, es que viene la Nochebuena este mes, y aún no hemos comprado nada para esos días, le contesto su señora. No te preocupes, compraremos un cordero o un chivo pequeño, y no pasaremos necesidades de nada, Duérmete y déjame descansar, Aquel hombre al día siguiente, escucho una parecida historia a la suya en el trabajo, pero aquella vez el hombre fue atacado y perseguido, teniendo heridas en el cuerpo por asta de chivo. Que solo fueron superficiales, pero el olor y el miedo le dejo conmocionado. Era cierto lo que vio, ya sabía que el demonio andaba suelto por aquel Hoyo de la sierra. Aquel hombre las salidas nocturnas, las fue restringiendo, y su puerta quedaba cerrada a tope, en su vivienda, cerrojo, cerradura y aldaba, con un gran palo atravesado en el centro de la puerta, El miedo podía eliminarle, pero no todo, si no poner barreras al demonio, que nunca sabe lo que puede determinar en su camino por estas tierras serranas. G X Cantalapiedra.