CUENTAN LAS VIEJAS LEYENDAS DE HOYO DE MANZANARES
En este Hoyo de la sierra madrileña, cuentan las viejas leyendas, que en esta fecha de ánimas del purgatorio, un anima penitente, se daba paseos entre los picapedreros que trabajaban en aquellos tiempos de hace siglos. Pero llegando la noche, caminaba en solitario camino de su antiguo domicilio, una casa de piedra y de adobes, con tejados de ramas y hierbas secas, como eran las casas humildes de los trabajadores de la piedra, Aquel anima del purgatorio, se ve que tenía cuentas pendientes con algún vecino, no sé si por asunto de amores o de desavenencias vecinales, pero todos los días del 2, de noviembre durante la madrugada o alguna hora anterior, se dejaba caer por la casa de dicho vecino, y con un llamador de hierro, hacía sonar su protesta contra dicho vecino, que en vida humana, parecía ser una persona egoísta y aprovechada. Aquellos sonidos de madrugada, eran terribles, los perros del Hoyo, ladraban un rato antes, con ladridos fuertes y desgarrados, queriendo levantar a sus dueños para divisar tan penoso y dramático paisaje. Aquel vecino asustado, ni se levantaba para saber quién llamaba a esas hora tan nocturnas, Año tras año, se repetía la misma historia, pero el vecindario de aquel Hoyo de la sierra de Madrid, apenas sentía tan enorme follón, solo los vecinos íntimos, sabían de dicho problema de ese día misterioso, donde las campanas pequeñas de dicha población sonaban por sus eternos difuntos. Eran fechas del mes de noviembre, la niebla se ceñía sobre el Hoyo, y las gentes de allí, tan solo se preocupaban por encender sus cocinas y braseros calientes, para poder estar en sus casas un poco a gusto, los sonidos de la madrugada, en aquellos tiempos sin luces en las calles, nadie quería saber nada de misterios, la gloria y el infierno se hablaba a diario en las casas, y el purgatorio, muchas personas lo veían necesario, ya que se trataba de arreglar los muchos males de algunos humanos sobre esta tierra o mundo, Las noches eran temerosas, los ecos de las voces, eran sonidos aterradores, y hasta los caballos, burros, acémilas rebuznando, dejaban mucho que pensar. Con los años aquel anima del purgatorio, dejo de existir en aquel Hoyo de la sierra, y los vecinos le olvidaron sin darle demasiada importancia. G X Cantalapiedra. 1- 11 - 2021.
En este Hoyo de la sierra madrileña, cuentan las viejas leyendas, que en esta fecha de ánimas del purgatorio, un anima penitente, se daba paseos entre los picapedreros que trabajaban en aquellos tiempos de hace siglos. Pero llegando la noche, caminaba en solitario camino de su antiguo domicilio, una casa de piedra y de adobes, con tejados de ramas y hierbas secas, como eran las casas humildes de los trabajadores de la piedra, Aquel anima del purgatorio, se ve que tenía cuentas pendientes con algún vecino, no sé si por asunto de amores o de desavenencias vecinales, pero todos los días del 2, de noviembre durante la madrugada o alguna hora anterior, se dejaba caer por la casa de dicho vecino, y con un llamador de hierro, hacía sonar su protesta contra dicho vecino, que en vida humana, parecía ser una persona egoísta y aprovechada. Aquellos sonidos de madrugada, eran terribles, los perros del Hoyo, ladraban un rato antes, con ladridos fuertes y desgarrados, queriendo levantar a sus dueños para divisar tan penoso y dramático paisaje. Aquel vecino asustado, ni se levantaba para saber quién llamaba a esas hora tan nocturnas, Año tras año, se repetía la misma historia, pero el vecindario de aquel Hoyo de la sierra de Madrid, apenas sentía tan enorme follón, solo los vecinos íntimos, sabían de dicho problema de ese día misterioso, donde las campanas pequeñas de dicha población sonaban por sus eternos difuntos. Eran fechas del mes de noviembre, la niebla se ceñía sobre el Hoyo, y las gentes de allí, tan solo se preocupaban por encender sus cocinas y braseros calientes, para poder estar en sus casas un poco a gusto, los sonidos de la madrugada, en aquellos tiempos sin luces en las calles, nadie quería saber nada de misterios, la gloria y el infierno se hablaba a diario en las casas, y el purgatorio, muchas personas lo veían necesario, ya que se trataba de arreglar los muchos males de algunos humanos sobre esta tierra o mundo, Las noches eran temerosas, los ecos de las voces, eran sonidos aterradores, y hasta los caballos, burros, acémilas rebuznando, dejaban mucho que pensar. Con los años aquel anima del purgatorio, dejo de existir en aquel Hoyo de la sierra, y los vecinos le olvidaron sin darle demasiada importancia. G X Cantalapiedra. 1- 11 - 2021.