ME LO CONTÓ UN ANCIANO HACE AÑOS
En aquella tarde inquieta, un anciano me contaba, que El Picazo le inquietaba y como un volcán destrozaba. Aquella historia tan grande un poquito me asustaba, pensé que era hablar en balde y casi ni recordaba. Estos días de La Palma noté con un mal calambre, al ver lava que flotaba y era percibir desastre. El Picazo no es volcán, solo es un pico de sierra, no podemos ni pensar en lo que su cima encierra. Aquel anciano contaba, como volarán sus piedras, las laderas enfangadas entre encinas con sus hiedras. Sin conocer los peligros el anciano recomienda, que la sierra pega giros que no conocen enmienda. El Picazo reventando, por sus enormes laderas, las piedras saldrán volando en tiempos de primaveras. Sus ruidos serán enormes, al ver brillar sus hogueras, trozos enormes de bloques de sus piedras altaneras. Como un castigo cualquiera veremos cambiar el tono, que hoy tenemos a su vera, sin hablar jamás de un trono. El Picazo se defiende y es Madre Naturaleza, y el anciano sé que atiende a su fuerte fortaleza. Miro al Picazo pensando si cualquiera noche negra, un volcán sale gritando con lava que es una fiera. En Hoyo de Manzanares temen mucho las hogueras, es de los bellos lugares que no quieren las tinieblas. Pueden venir las nevadas, pueden que existan barreras, pero laderas centradas sin volcanes ni fronteras. Las predicciones dan calma, depende si son tormentas, algunos llantos reclaman y los temores aumentan. Pocos viejos se confunden, en esas tardes inquietas, donde preguntas acuden en las noches más siniestras. El Picazo nos vigila, sin hablar de noches negras, y los temores enfilan con misterios que se agregan. El Picazo de testigo en una tarde cualquiera, algunos hablan de amigo que a veces te desespera. En Hoyo de Manzanares nadie sabe esa leyenda, ni comenta en sus hogares que El Picazo tiene venda. G X Cantalapiedra.
En aquella tarde inquieta, un anciano me contaba, que El Picazo le inquietaba y como un volcán destrozaba. Aquella historia tan grande un poquito me asustaba, pensé que era hablar en balde y casi ni recordaba. Estos días de La Palma noté con un mal calambre, al ver lava que flotaba y era percibir desastre. El Picazo no es volcán, solo es un pico de sierra, no podemos ni pensar en lo que su cima encierra. Aquel anciano contaba, como volarán sus piedras, las laderas enfangadas entre encinas con sus hiedras. Sin conocer los peligros el anciano recomienda, que la sierra pega giros que no conocen enmienda. El Picazo reventando, por sus enormes laderas, las piedras saldrán volando en tiempos de primaveras. Sus ruidos serán enormes, al ver brillar sus hogueras, trozos enormes de bloques de sus piedras altaneras. Como un castigo cualquiera veremos cambiar el tono, que hoy tenemos a su vera, sin hablar jamás de un trono. El Picazo se defiende y es Madre Naturaleza, y el anciano sé que atiende a su fuerte fortaleza. Miro al Picazo pensando si cualquiera noche negra, un volcán sale gritando con lava que es una fiera. En Hoyo de Manzanares temen mucho las hogueras, es de los bellos lugares que no quieren las tinieblas. Pueden venir las nevadas, pueden que existan barreras, pero laderas centradas sin volcanes ni fronteras. Las predicciones dan calma, depende si son tormentas, algunos llantos reclaman y los temores aumentan. Pocos viejos se confunden, en esas tardes inquietas, donde preguntas acuden en las noches más siniestras. El Picazo nos vigila, sin hablar de noches negras, y los temores enfilan con misterios que se agregan. El Picazo de testigo en una tarde cualquiera, algunos hablan de amigo que a veces te desespera. En Hoyo de Manzanares nadie sabe esa leyenda, ni comenta en sus hogares que El Picazo tiene venda. G X Cantalapiedra.