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HOYO DE MANZANARES: ERA UN DÍA DE INVIERNO...

ERA UN DÍA DE INVIERNO
En aquel día de invierno de hace 59, años, en Hoyo de Manzanares, no existían apenas barrios de veraneo, en algunos casos chalet de lujo privados, con sus terrenos de encinas y algún sauce llorón con pinos, cercando la vivienda.
El viento silbaba con mucha fuerza, eran fechas de enero, y al caer la tarde, se notaba bajar la temperatura.
Algunas nubes se colocaban sobre las laderas del Picazo, con un temor de poder caer la nieve en aquel contorno.
Anochecía sobre aquel hoyo de la sierra madrileña, y su paisaje precioso se dejaba inundar de melancolía invernal.
Las chimeneas dentro del pueblo, soltaban esos olores de maderas ardiendo en las cocinas y fogones.
De momento se vieron copos de nieve revoloteando sobre las casas, y sus calles empezaron a sentirse cubiertas de ese manto blanco, que enseguida se quedó helado, con el peligro para poder caminar sobre aceras y calzadas.
El invierno afloraba con toda su fuerza. La Madre Naturaleza se dejaba sentir, los vecinos de entonces estaban acostumbrados a estos días de fríos heladores, casi siempre con cinco grados de temperatura menos, que la capital de España.
Donde a veces reinaba un sol de invierno que se agradecía, y nadie pensaba en pisar esos lugares donde las temperaturas invernales, te dejaban helado.
Los vecinos de Hoyo estaban acostumbrados a pasar esos días de puro invierno, y lo tomaban con calma, a veces lo visitantes se asustaban al comprobar su tranquilidad, pero esa tarde casi noche, el viento con la nieve en remolinos, les parecía dura. Los vecinos apenas salían de sus casas, y en algunas viviendas al ser noche cerrada, se quedaron sin luz por averías.
Fue una noche cruda de invierno, una fecha de las que en Hoyo, algunos humanos tuvieron en cuenta, pero en ese lugar existen días y noches crudas, como algunos de sus habitantes nativos de allí comentan.
Hay lugares donde la nieve les parece una fortuna, el verla caer desde sus hogares, y sin embargo hay localidades, que la ven como un posible desastre, al tener invernaderos y otras plantas, que pudieran ser dañadas por dichos temporales.
En Madrid este mismo año los días 7 y 8 de enero, con La Filomena en marcha, hicieron daños en parques y arbolado en jardines y calles. Donde todavía a diario estamos viendo sus troncos sin arrancar del suelo, incluso con trozos de acera levantados. Siendo un peligro permanente. Esperemos su solución cuando sea posible, G X Cantalapiedra.