NO ERA TIEMPO DE IR SOÑANDO
La sombra del picapedrero se fue notando en su ausencia,
buscando ser caballero quiso lograr opulencia.
Aquel hombre fuerte y rudo que se formo en la distancia,
viendo el futuro muy crudo quiso lograr abundancia.
Abandonando su tierra donde no busco vagancia,
atrás dejaba la sierra con sus señas de arrogancia.
Sus manos siempre callosas derrocharon simpatía,
y buscó sendas hermosas allá por la lejanía.
El hombre se abrió camino por diferentes veredas,
viendo que cambio su signo soñando nuevas estelas.
Por las sendas de la vida como un emigrante viejo,
buscaba siempre salida para anular su complejo.
Sus pasos fueron destinos que miraban hacia el cielo,
sin brindar jamás con vinos la vida le dio consuelo.
El mañana era su meta que la llevaba muy dentro,
en aquella vida inquieta siempre buscaba su centro.
Piedras que fueron motivos, piedras grandes y pequeñas,
sin poner los adjetivos viendo las fiestas risueñas.
Picapedrero de oficio donde lograba dinero,
más nunca quiso suplicio marchándose al extranjero.
Sin miedo nunca a la muerte como el buen picapedrero,
al ver que cambio su suerte al tener siempre dinero.
La vida marcó camino aquel buen picapedrero,
que sin ser hombre divino quiso se aventurero.
G X Cantalapiedra.
La sombra del picapedrero se fue notando en su ausencia,
buscando ser caballero quiso lograr opulencia.
Aquel hombre fuerte y rudo que se formo en la distancia,
viendo el futuro muy crudo quiso lograr abundancia.
Abandonando su tierra donde no busco vagancia,
atrás dejaba la sierra con sus señas de arrogancia.
Sus manos siempre callosas derrocharon simpatía,
y buscó sendas hermosas allá por la lejanía.
El hombre se abrió camino por diferentes veredas,
viendo que cambio su signo soñando nuevas estelas.
Por las sendas de la vida como un emigrante viejo,
buscaba siempre salida para anular su complejo.
Sus pasos fueron destinos que miraban hacia el cielo,
sin brindar jamás con vinos la vida le dio consuelo.
El mañana era su meta que la llevaba muy dentro,
en aquella vida inquieta siempre buscaba su centro.
Piedras que fueron motivos, piedras grandes y pequeñas,
sin poner los adjetivos viendo las fiestas risueñas.
Picapedrero de oficio donde lograba dinero,
más nunca quiso suplicio marchándose al extranjero.
Sin miedo nunca a la muerte como el buen picapedrero,
al ver que cambio su suerte al tener siempre dinero.
La vida marcó camino aquel buen picapedrero,
que sin ser hombre divino quiso se aventurero.
G X Cantalapiedra.