UN DROGATA MACHISTA, Y LOS JABALIS RECLAMANDO
Aquel drogata porrero, que todas las tardes y noches abandonaba su piso, para irse a unos cien metros de su domicilio, y en un banco de su urbanización soltar su verborrea machista y porrero, para amedrentar a sus posibles novias, Los vecinos estaban artos de sus palabrotas, de sus insultos a las mujeres, que en su teléfono con altavoz se escuchaban en su entorno, un perro muy listo le ladraba todas las noches, y su tarareado machismo al perro no le agradaba, hasta que por fin el perro se debió de drogar con sus porros, y empezó haciendo cosas raras, como buscar el final de los cigarrillos porros, como si fueran colillas, y masticarlos, más pronto llegaron los jabalís a las doce y media de esa noche, y el porrero drogata, perdió el teléfono, que pronto los jabalís le tiraron a una piscina del Picazo. Los vecinos asustados por los ladridos de dicho perro pudieron ver al drogata por el aire, y su teléfono en la piscina, machacado, y aquel machista drogata huir como un pobre diablo asustado, por aquella legión de jabalís hambrientos. Que trataban de comerse hasta las bellotas sin madurar, El drogata dejo de chillar, y de decir palabrotas insultante a sus mujeres por el teléfono, se alejo camino de su vivienda con el miedo en el cuerpo, y su manera de hablar quedó muda, Los jabalís se ve que venían con ganas de poner la cosas claras, y poder ver sus antiguos terrenos sin humanoides, que es lo que acordaron cerca del Pardo, en el camino o carretera de la República, que venía a la sierra madrileña, entre Colmenar Viejo y Hoyo de Manzanares, y parece ser que en esas andas, las noches siguientes fueron de miedo, los ruidos de animales en tromba parece que se escuchan hasta en sueños. Ya no son los jabalís que se veían en manadas cerca del Torreón del Pardo, son otros jabalís hambrientos, que según sus padres y abuelos les comentaron cuales fueron sus territorios,
G X Cantalapiedra.
Aquel drogata porrero, que todas las tardes y noches abandonaba su piso, para irse a unos cien metros de su domicilio, y en un banco de su urbanización soltar su verborrea machista y porrero, para amedrentar a sus posibles novias, Los vecinos estaban artos de sus palabrotas, de sus insultos a las mujeres, que en su teléfono con altavoz se escuchaban en su entorno, un perro muy listo le ladraba todas las noches, y su tarareado machismo al perro no le agradaba, hasta que por fin el perro se debió de drogar con sus porros, y empezó haciendo cosas raras, como buscar el final de los cigarrillos porros, como si fueran colillas, y masticarlos, más pronto llegaron los jabalís a las doce y media de esa noche, y el porrero drogata, perdió el teléfono, que pronto los jabalís le tiraron a una piscina del Picazo. Los vecinos asustados por los ladridos de dicho perro pudieron ver al drogata por el aire, y su teléfono en la piscina, machacado, y aquel machista drogata huir como un pobre diablo asustado, por aquella legión de jabalís hambrientos. Que trataban de comerse hasta las bellotas sin madurar, El drogata dejo de chillar, y de decir palabrotas insultante a sus mujeres por el teléfono, se alejo camino de su vivienda con el miedo en el cuerpo, y su manera de hablar quedó muda, Los jabalís se ve que venían con ganas de poner la cosas claras, y poder ver sus antiguos terrenos sin humanoides, que es lo que acordaron cerca del Pardo, en el camino o carretera de la República, que venía a la sierra madrileña, entre Colmenar Viejo y Hoyo de Manzanares, y parece ser que en esas andas, las noches siguientes fueron de miedo, los ruidos de animales en tromba parece que se escuchan hasta en sueños. Ya no son los jabalís que se veían en manadas cerca del Torreón del Pardo, son otros jabalís hambrientos, que según sus padres y abuelos les comentaron cuales fueron sus territorios,
G X Cantalapiedra.