La apariencia de su estado ruinoso, se debe principalmente a los 2.000 años que el Herákleion ha permanecido oculto.
Sin embargo, en el ángulo superior derecho de la
fotografía, dos bueyes, una res y su cría, pacen en actitud totalmente natural sobre la pradera rocosa de
La Cabrera.
Abajo, a la izquierda puede verse el ethos ibérico; esto es: Los despojos y armas del guerrero vencido, abandonados a la aves de rapiña, que serán las encargadas de elevar su alma al
cielo.
En la mímesis paisajista, se distingue perfectamente el casco, el
escudo tirado en el suelo y el limbo del
arco, los dedos de la mano izquierda sujetándolo e igualmente la flecha apuntando a los Bueyes.
En el libro del autor se proponen otras mímesis, una de ellas, la de la «mujer muerta», que estaría haciendo alusión igualmente a Pyréne.
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