No existe ningún dato sobre la fundación del
pueblo ni sobre el origen de su nombre pero, posiblemente, como en el caso de los demás
pueblos dependientes de Buitrago, el primer asentamiento se produjo entre los siglos XII y XIII, después de la Reconquista y época de repoblación de toda la zona. Con todos los demás pueblos de la zona pasó a pertenecer a los Mendoza desde 1368, integrando el Señorío de Buitrago.
Desde 1490, y debido a sus dificultades de comunicación con el resto de las poblaciones, gozó de cierta autonomía y tuvo fuero de Villazgo, y adquiriendo derecho a
rollo o
picota, y su cañada obtuvo el rango de Real, manifestando así su importancia ganadera. Conservó su derecho sobre pastos,
aguas, carbón,
caza y
pesca durante los siglos XVI y XVII.
En 1751 habitaban el lugar 55 vecinos (220 personas). En esa época existían tierras de regadío para
hortalizas, frutales y
nogales, prados de regadío y secano, tierras de sembradura de secano, dehesas para pastos y leña, ejido para pasto,
montes y tierras incultas. Se producía centeno, lino, linaza, hierbas, manzanas y
cerezas. En cuanto a la
ganadería, se daba la presencia de
cerdo, buey,
vaca,
cabra y
oveja. También se explotaban
colmenas.
En esa época ya estaba consolidado el tejido urbano que se ha mantenido prácticamente sin variaciones hasta nuestros días.
A mediados del siglo XIX,
La Hiruela tenía 30
casas, incluida la del
Ayuntamiento, la
escuela de instrucción primaria y la
Iglesia Parroquial de
San Miguel. Sus vecinos eran 32 y 128 los habitantes. Desde entonces la población ha ido disminuyendo progresivamente, sobre todo a partir de los años 60 del siglo XX, debido a la intensa emigración a
Madrid.
Durante todo este periodo la economía tradicional del pueblo se vio afectada por los mismos condicionantes que el resto de la zona: extinción del Régimen Señorial, Desamortización, desaparición de la Mesta y crisis de la ganadería tradicional.
Actualmente, La Hiruela conserva un importante patrimonio etnológico y mantiene su tejido original sin actuaciones que lo degraden ni construcciones de segunda residencia fuera del casco urbano.
Las casas son marcadamente rústicas, de
piedras superpuestas a seco y laja de pizarra y huecos mínimos para protegerse del frío invernal, con cercos de madera. Los
balcones y dinteles de
puertas y
ventanas, son de madera de roble de los bosques del entorno, y los
tejados, de teja árabe.
La Hiruela perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Buitrago, siendo cabeza del Cuarto de las Cuatro Villas eximidas (con Puebla y El Atazar).
HIRUELA (LA): v. con ayunt. de la prov., aud. terr. y c. g. de Madrid (16 1/2 leg.). part. jud. de Torrelaguna (3), dióc. de
Toledo (30): SIT. entre varios cerros, en terreno en extremo desigual y áspero; le combaten con más frecuencia les vientos N., y su CLIMA frió, es propenso a reumas: tiene 30 CASAS inclusa la de ayunt. escuela de instrucción primaria común a ambos sexos, a la que concurren 5 niños que se hallan a cargo de un maestro dotado con 60 rs., y una igl. parr. (San Miguel) servida por un párroco cuyo curato es de entrada y de presentación en concurso: en los afueras de la pobl. se encuentra una
ermita (San Roque) sit. en la falda de un cerro. El TÉRM. confina N. Cardoso; E. Colmenar; S. Puebla de la Mujer muerta, y O.
Montejo de la Sierra: se encuentra en él algo de
monte, y varios
árboles frutales, y le atraviesa por el lado E. de la pobl. el r. Jarama el que desemboca en el Tajo: el TERRENO es malo, frío y lleno de peñascos, cuyas largas vetas cruzan sus cerros,
CAMINOS: los que dirigen a los pueblos limítrofes en mal estado: el
CORREO se recibe de Buitrago por los que van al
mercado, PROD.: centeno, algunas legumbres,
frutas y leños para carbón: mantiene
ganado lanar fino,
vacuno, y de cerda; cria caza de conejos, perdices, jabalíes, corzos y lobos; y pesca de truchas, POBL.: 32vec., 128 alm. CAP. PROD.: 745,396 rs. IMP. 30,369. CONTR. 9'65 por 100 de su riqueza.
* Diccionario geográfico - estadístico - histórico de
España y sus posesiones de Ultramar, Pascual Madoz. Madrid, 1848.
Su nombre, según el prof. Guillermo Tejada, sería un hidrónimo prelatino de origen indoeuropeo, traído seguramente (?) con la reconquista y repoblación
medieval. Desde "Iruela", diminutivo de "iru" -del grupo hidronímico "ara/era/ira/ora/ura"-, "corriente de
agua/
río", con el significado de "río pequeño" o "arroyo" (junto al-). (El "La" y la "H" inicial son añadidos claramente romances o castellanos).