Si mi corazón no me engaña una parte de mi infancia se acerca a mí.
Los que compartieron alegrías y pupitres, castigos y
felicitaciones,
patios y pasillos; los que subieron incansables las
escaleras a mi lado; mis
amigos; mis compis; los que ahora me "ajuntaban" y ahora no; los que respetaban al profe con la misma intensidad que yo; los que eran mi mundo; los que creí perdidos... regresan.
Como un respiro ante las desazones de la vida; como el alivio de las pérdidas; como las ilusiones genuinas de la niñez.
Y yo, que no soy de patrias ni
banderas, siento que con vosotros he vuelto a
casa.
JJC