Las normas orientan las conductas de los humanos
La convivencia social es cada vez más difícil, existen tres tipos de incumplidores:
• el vivo que incumple porque esa conducta le trae algún beneficio;
• el arrogante que no quiere cumplir porque se siente por encima de la ley,
• y el taimado que aparenta cumplir, aunque su intención sea no hacerlo, y cada vez que tiene la oportunidad, incumple las normas.
En un país donde se ha conseguido que la gente deje de fumar en los
bares, puede conseguirse cualquier cosa, siempre y cuando las leyes se hagan cumplir por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, que para esto están.
Lo cierto es que ya se traten de las normas de un club privado, de una comunidad de vecinos, de normas de convivencia o de leyes fiscales o sentencias judiciales, parece que un determinado grado de cumplimiento de las normas se revela esencial para que una organización o sociedad pueda funcionar. De hecho, en varios estudios se ha señalado que una de las características que diferenciarían a un país del tercer mundo (sobre todo los países fallidos) con los del primer mundo es “la cultura del respeto a las normas”. ¿En qué liga jugamos? Juzguen Vds. mismos.
En cuanto a la cultura, lo que se aprende y transmite poco a poco, de padres a hijos, de maestros a alumnos, y de ciudadanos entre sí, se ha quedado en nada o si algo hay el que la da comprueba horrorizado que cae en saco roto. Así, la propia clase política tiene poco que transmitir y lo que transmite no tiene continuadores… la degradación es evidente.
En fin, a pesar del desaliento imperante también nos quedan quienes con el ejemplo, como padres, maestros o ciudadanos, nos dice que lo mejor para todos es eso tan difícil de más cultura, más responsabilidad, más seriedad… Términos en desuso y totalmente desprestigiados.