Casa Lucio.
Cava Baja, 35.
En pleno corazón de
Madrid, Casa Lucio se ha convertido en una atracción turística más de la capital, una visita obligada para turistas y punto de encuentro para locales, para quienes el
restaurante es una parada en el tiempo. La
calle donde se ubica, la Cava Baja, es una de las más antiguas de Madrid, y ya conocida en el siglo XVII por ser punto de llegada de carreteros, que desde ahí partían para llevar el
correo a distintos puntos de
España.
En la
finca que ocupa "Casa Lucio" antes se encontraba el
Mesón del Segoviano, nombre popular por el que se conocía la
Posada de
San Pedro ya existente en 1720. Hasta bien entrado el siglo XX, éste se convirtió en punto de encuentro de literatos y personajes de la vida madrileña.
Casa Lucio.
Lucio Bláquez nació en Serranillos (
Ávila), el 12 de febrero de 1.933. Con 12 años recién cumplidos vino con su padre a Madrid y empezó a trabajar en el Mesón del Segoviano con la dueña, doña Petra, que le quería como a un hijo. Fue ella quien, pasados los años, le vendería el local a Lucio.
Casa Lucio abrió sus
puertas al público en noviembre de 1.974, Y desde entonces se ha convertido en todo un clásico en Madrid.
Son famosos los platos con huevo: los huevos rotos (huevos estrellados), pisto con huevo, huevos fritos con puntillas, etc. Aparte de ello es conocido por las especialidades de cocina madrileña:
cocido madrileño y capón en salsa pepitoria
La Cava Baja es una calle del viejo Madrid, en pleno
barrio de La
Latina, que discurre entre la
plaza de
Puerta Cerrada y la plaza del Humilladero y tiene unos 50
bares. Pocas
calles del mundo pueden presumir de una densidad tabernera como la Cava Baja.
La palabra cava viene de que por aquí discurría un foso que defendía la
muralla de Madrid. Cuando el foso fue rellenado, la
vía pasó a llamarse Cava Baja de San Francisco, y a partir de 1835 simplemente Cava Baja.
Históricamente la Cava Baja era un lugar muy relacionado con el
comercio del
Mercado de la Cebada, a pocos pasos de allí. Desde el siglo XVII fue punto de llegada y partida de arrieros y carreteros de las diligencias que trasportaban el correo a los
pueblos de la provincia y, más allá, a localidades de
Toledo,
Segovia o
Guadalajara, por eso se establecieron allí gran cantidad de posadas y tabernas, algunas de las cuales han pervivido hasta hoy.