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MADRID: El conflicto del Sáhara ...

AMNISTIA INTERNACIONAL
El Sáhara merece una investigación

Fuerzas marroquíes desmantelan un campamento de miles de viviendas de saharauis cerca de El Aaiún, Sáhara Occidental, el 8 de noviembre 2010. © AP / Maghreb Arabe Presse / HO. Ya somos 41.505 firmantes

El pasado 8 de noviembre las fuerzas de seguridad marroquíes llevaron cabo una operación en el campamento de Gadaym Izik, cerca de El Aaiún, en el Sáhara Occidental, un asentamiento informal de tiendas de campaña y viviendas improvisadas que alberga a miles de saharauis. Informes de activistas locales señalan que las fuerzas de seguridad irrumpieron en el campamento, golpeando a los residentes y usando gases lacrimógenos y cañones de agua caliente para obligares a salir de las tiendas, que quemaron o derribaron. Lo que podría indicar un uso excesivo de la fuerza. Por su parte, fuentes gubernamentales indican que, en el desarrollo de esta operación y en los días posteriores, nueve personas, ocho de las cuales pertenecían a las fuerzas de seguridad, perdieron la vida.

Desde el 10 de octubre de 2010, miles de saharauis han levantado un campamento en el desierto, a unos 10 o 13 kilómetros al este de la ciudad de El Aaiún, con el fin de exigir mejores oportunidades de trabajo y vivienda. Desde entonces, el ejército marroquí mantiene una fuerte presencia en torno a este campamento. Según las autoridades marroquíes, la operación era necesaria para liberar a los residentes del campamento que estaban retenidos allí contra su voluntad y que ellos sólo respondieron a la fuerte resistencia con la que fueron recibidos. En cambio, según los residentes del campo lo que hicieron las fuerzas de seguridad marroquíes fue sacar por la fuerza a miles de saharauis del campamento.

Estos hechos evidencian la necesidad de incluir un componente de vigilancia de los derechos humanos en el mandato de la MINURSO, el órgano de la ONU que supervisa el acuerdo de alto el fuego alcanzado entre Marruecos y el Frente Polisario en 1991. Sin este componente la eficacia de la MINURSO se ve debilitada y no permite que se investiguen adecuadamente los abusos contra los derechos humanos.

Ante la magnitud de estos hechos y la incertidumbre sobre lo que realmente ocurrió en Gadaym Izik, es necesario que las autoridades marroquíes abran de forma inmediata una investigación independiente para conocer a ciencia cierta lo que sucedió, si es precioso con la ayuda de las Naciones Unidas. De la misma manera, si se demuestra que se ha dado un uso excesivo de la fuerza, los responsables deben responder de sus actos ante la justicia. Por ello, tu firma es necesaria.

Pide al gobierno de Marruecos que investigue estos hechos

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J. C. SANZ - Casablanca - 14/11/2010

Las mejores poses de tipo duro no le habrían servido ahora de nada a Humphrey Bogart para embarcar en el vuelo de Casablanca a El Aaiún. Igual que los refugiados huidos del nazismo esperaban en vano una plaza para el avión de Lisboa en la legendaria película de Michael Curtiz, el enviado de EL PAÍS ha intentado sin éxito viajar a la capital del Sáhara Occidental para informar sobre la crisis surgida tras el desmantelamiento del campamento de Agdaym Izik.

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El portazo a los corresponsales españoles golpea también en la nariz de la opinión pública de todo un país. Los servicios de seguridad de Rabat se están esmerando a la hora de expulsar periodistas (cadena SER), retirarles la acreditación (Abc), impedirles bajar del avión (Efe, Antena 3, Público...) o, simplemente, impedirles volar (EL PAÍS, El Mundo...). En la terminal aérea de Casablanca cuentan además con la complicidad forzosa de la compañía estatal Royal Air Maroc (RAM).

Un diplomático español en Marruecos que viajó el viernes desde el mismo aeropuerto internacional Mohamed V a El Aaiún aseguró que el Ministerio de Exteriores estaba realizando gestiones para permitir el acceso de los reporteros al Sáhara. "Esperamos que en las próximas horas o en pocos días puedan viajar. Hay que esperar", explicó desde la sala de embarque.

Como en la película: esperar. Esperar. Esperar. Un responsable de relaciones públicas del Ministerio de Comunicación marroquí se limitó a constatar que había recibido un escrito en el que se anunciaba el viaje de EL PAÍS a El Aaiún y que le había dado trámite. "Lo he trasladado a mis superiores, pero aún no he tenido una respuesta. Tiene que esperar", aseguró sin más explicaciones.