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MADRID: EL CRISTO DE LA MUERTE...

EL CRISTO DE LA MUERTE
O, El Cristo desnudo

Por mi amigo, Gerardo Luciani Martin

Medina del Campo.-
En la sección dedicada a su Semana Santa, en el centro cultural San Vicente Ferrer, está expuesta una talla del escultor zamorano Ricardo Flecha, que representa de forma original un Cristo muerto, no como le conocemos, crucificado o descolgado de la cruz en brazos de su madre o simplemente solo, porque en esta representación esta totalmente desnudo, un desnudo integral, en brazos de una figura oscura, sin rostro en una capucha profundamente vacía, de pie, que representa a la muerte
Desencajado y frío de Jesús muerto; y de ahí el titulo del conjunto, «Cristo en brazos de la muerte». La talla es figurativa y clásica, aunque el cuerpo de Cristo no presenta los suplicios del martirio, sino un cuerpo limpio que contrasta mucho más con la figura tenebrosa de la muerte. Como pieza de museo se contempla, como pasa en casi todos los museos, con curiosidad, admiración, tal vez sapiencia, respeto y hasta silencio, y no pasa nada; pero este Cristo encargo del Ayuntamiento de Medina y de una cofradía, es para procesionar, y aquí es cuando se han levantado las criticas, los temores, la polémica, y al final, también el sentido común en los tiempos en que vivimos, de irreverencias y mofas, y parece ser que se ha decidido salga con el llamado paño de pureza, para tapar las partes varoniles, aunque nunca se ha comprendido por que a ese trapo, mejor o peor anudado y estético según los artistas, se llama «de pureza», porque la pureza esta en la mirada del que observa y en su corazón, no en un trapo.
la belleza del cuerpo humano, en pinturas, esculturas, incluso imagineria religiosa. Pero la historia se repite; muerto ya Miguel Ángel, sus impresionantes frescos de la Capilla Sextina con el frontal que representa el Juicio Final lleno de cuerpos desnudos, fueron objeto del puritanismo de algunos cardenales.

La mística, espiritual, virginal monja Teresa de Ávila, mujer templada pero de mirada pura, rezaba ante un cristo de marfil en cruz de plata, que se conserva en el Monasterio de la Encarnación, en Ávila, totalmente desnudo. Es impensable que hubiese un mal pensamiento sexista en tal mujer, porque allí veía al Dios hecho hombre en toda la crudeza de su martirio. Los romanos no andaban con miramientos y un reo a muerte no necesitaba nada, sino morir; y Jesús que solo portaba una túnica se la arrancaron para crucificarle, y después se la jugaron entre los sayones, pues era valiosa por ser de una sola pieza. Cristo nació desnudo y desnudo murió, nada material trajo al mundo y nada material le acompañó en su muerte, su riqueza fue su palabra que dejó para el que quiera oírla y vivir