ERAN LAS TRES DE LA MADRUGADA
Aquel hombre camionero, cansado de trabajar en la carretera, estaba llegando a su casa del barrio de Hortaleza en Madrid, aquella noche de verano casi eran las tres y pico de la madrugada, de aquel fatídico día del mes de Julio del año 1981, cuando estando aparcando cerca de su domicilio, se le acercaron dos jóvenes drogatas, hasta donde acababa de aparcar su camión. Y los dos drogadictos de aquel tiempo, donde la heroína era su principal consumo de droga dura, le amenazaron con sendas navajas, pidiéndole el dinero que llevase encima, el camionero que aún tenía su cabina del camión abierta, agarro una barra de hierro de las que usan los de su oficio para desmontar las ruedas del camión, y sin pensarlo dos veces, al drogata más chulo le dio en la mano de la navaja, saliendo despedida de la mano del joven aquel, y su compañero de fechorías, al ver que tendría la mano rota, se volvió hacia atrás, al ver las ideas del camionero, que se dirigía a por él, sin ningún miedo, los dos drogatas se alejaron de allí, uno con la mano rota y el otro desmoralizado, eran jóvenes del barrio, sin futuro ni sentido de nada, solo ser atracadores para sus vicios, que les llevarían a la muerte, en el barrio de donde procedían, hubo más de doscientos muertos, por la maldita droga. El camionero tuvo que llevarse el camión de dicho lugar, sabia de sobra que volverían a tratar de hacerle daño a su vehículo, y aquella noche se llevó su camión, un poco más cerca de su vivienda, dejándole mal aparcado, pero alejándose de dicho lugar del altercado, ya que esa clase de individuos, en aquellos años solo trataban de buscarse la vida como ellos decían por las noches, robando farmacias, atracando a taxistas, a conductores de furgonetas de reparto nocturno, y robando radio casetes, de los coches aparcados, incluso robando ruedas de coches nuevos, para venderlas después para su vicio de la droga. En Madrid existieron más de treinta puntos fijos de venta de droga, o sea heroína, hoy en algunos de ellos han construido pisos de lujo, como El Ventisquero de La Condesa, antes llamado. La Cruz del Cura. Y otros lugares incluso en el Centro de Madrid, sin olvidarnos de Chueca. Bajos de Arguelles, Bajos de Orense. El Brown de Hortaleza. El Dos de Mayo, Plaza Vieja de Vallecas, y seguiría contando otros puntos más conocidos entonces, que parece que pasaron a mejor vida, como fue la Avenida de Guadalajara, Fueron muchos los jóvenes que se marcharon de esta vida, dejando a sus familias arruinadas, y desmoralizadas. Muchos los seres humanos, que perdieron su ilusión de vivir, mujeres y hombres, que les hablaban del paraíso de las drogas, de poder volar sin despegar del suelo, y un montón de mentiras, que les llevaron al cementerio, pero pasando antes por el maldito SIDA, y por enfermedades producidas por su vida de querer probar de todo, y terminar siendo una escoria, de aquella sociedad, que quizá perdió a los jóvenes más lanzados, por hacer caso a personas que negociaron con la salud de ellos. Y terminar siendo los apestados del siglo XX. D. E. P. G X Cantalapiedra.
Aquel hombre camionero, cansado de trabajar en la carretera, estaba llegando a su casa del barrio de Hortaleza en Madrid, aquella noche de verano casi eran las tres y pico de la madrugada, de aquel fatídico día del mes de Julio del año 1981, cuando estando aparcando cerca de su domicilio, se le acercaron dos jóvenes drogatas, hasta donde acababa de aparcar su camión. Y los dos drogadictos de aquel tiempo, donde la heroína era su principal consumo de droga dura, le amenazaron con sendas navajas, pidiéndole el dinero que llevase encima, el camionero que aún tenía su cabina del camión abierta, agarro una barra de hierro de las que usan los de su oficio para desmontar las ruedas del camión, y sin pensarlo dos veces, al drogata más chulo le dio en la mano de la navaja, saliendo despedida de la mano del joven aquel, y su compañero de fechorías, al ver que tendría la mano rota, se volvió hacia atrás, al ver las ideas del camionero, que se dirigía a por él, sin ningún miedo, los dos drogatas se alejaron de allí, uno con la mano rota y el otro desmoralizado, eran jóvenes del barrio, sin futuro ni sentido de nada, solo ser atracadores para sus vicios, que les llevarían a la muerte, en el barrio de donde procedían, hubo más de doscientos muertos, por la maldita droga. El camionero tuvo que llevarse el camión de dicho lugar, sabia de sobra que volverían a tratar de hacerle daño a su vehículo, y aquella noche se llevó su camión, un poco más cerca de su vivienda, dejándole mal aparcado, pero alejándose de dicho lugar del altercado, ya que esa clase de individuos, en aquellos años solo trataban de buscarse la vida como ellos decían por las noches, robando farmacias, atracando a taxistas, a conductores de furgonetas de reparto nocturno, y robando radio casetes, de los coches aparcados, incluso robando ruedas de coches nuevos, para venderlas después para su vicio de la droga. En Madrid existieron más de treinta puntos fijos de venta de droga, o sea heroína, hoy en algunos de ellos han construido pisos de lujo, como El Ventisquero de La Condesa, antes llamado. La Cruz del Cura. Y otros lugares incluso en el Centro de Madrid, sin olvidarnos de Chueca. Bajos de Arguelles, Bajos de Orense. El Brown de Hortaleza. El Dos de Mayo, Plaza Vieja de Vallecas, y seguiría contando otros puntos más conocidos entonces, que parece que pasaron a mejor vida, como fue la Avenida de Guadalajara, Fueron muchos los jóvenes que se marcharon de esta vida, dejando a sus familias arruinadas, y desmoralizadas. Muchos los seres humanos, que perdieron su ilusión de vivir, mujeres y hombres, que les hablaban del paraíso de las drogas, de poder volar sin despegar del suelo, y un montón de mentiras, que les llevaron al cementerio, pero pasando antes por el maldito SIDA, y por enfermedades producidas por su vida de querer probar de todo, y terminar siendo una escoria, de aquella sociedad, que quizá perdió a los jóvenes más lanzados, por hacer caso a personas que negociaron con la salud de ellos. Y terminar siendo los apestados del siglo XX. D. E. P. G X Cantalapiedra.