Justo Gallego comenzó a construirla en unos terrenos de
labranza propiedad de su
familia el 12 de octubre de 1961, tras ser expulsado del
monasterio
cirterciense de
Santa María de
Huerta, en
Soria, por estar enfermo de tuberculosis.
Al producirse su curación, como promesa, decidió agradecérselo a Dios y la
Virgen con la construcción de esta obra.