A corta distancia cuando se puede observar la naturaleza irregular de su obra, repleta de imperfecciones, parcheada y con materiales de baja calidad, pero que te puedes esperar, Justo no es ni arquitecto, ni ingeniero ni nada que se le parezca, es un simple agricultor que un buen día de la Hispanidad hace ya casi 45 años decidió comenzar esta obra dedicada a la Virgen del Pilar y a su Madre.