Toda mi admiración para Don Justo Gallego;ha demostrado que la sociedad con sus prejuicios y convencionalismos no ha podido persuadirle para que abandone su sueño, ha seguido su propio impulso dejando constancia de una magnífica voluntad. Si a su muerte intentaran derribarla más de uno nos levantaremos para impedirlo. No obstante, si a pesar de todo lo hicieran, en la mente de todos nosotros este hombre habrá conseguido la inmortalidad.