Inicialmente,
Miraflores de la Sierra se llamó Porquerizas. Cuenta una bonita
tradición que el cambio de nombre se debe a la Reina Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV, cuando se dirigía al Paular para descansar. En mitad del viaje hizo un descanso al pie de la Najarra, en una meseta que se encuentra en la cima de la Raya y que aún hoy se conoce como la Parada del Rey. La reina se fijó en unas
flores y exclamó: " ¡Mira, flores!". Al oírla, alguien de su comitiva propuso a su majestad cambiar el nombre de Porquerizas por aquella expresión. No sabemos si es cierta o no la anécdota, ni el motivo real de este cambio, ni siquiera se hace mención del supuesto documento en ninguno de los numerosos escritos que se conservan. Sería lógico que de haber existido una cédula real, o un acuerdo del concejo que hubiese provocado el cambio de nombre se hubiese reflejado en el informe del letrado que cada año, el duque del Infantado, enviaba de inspección a los
pueblos de su señorío. Por otro lado, es muy probable que la reina quisiera tomar un descanso lejos de la corte. Y no tiene nada de extraño que anduviese por éstos lugares, ya que la Parada del Rey discurría por el
camino real, que era paso frecuente para llegar al Paular y a tierras segovianas. Tampoco extraña que la reina se sorprendiese de ver flores en la
montaña a finales de noviembre o principios de diciembre, cuando ya no debía quedar ninguna en los
jardines de
palacio.
No se sabe cuál fue la fecha exacta de su fundación, pero se cree que surgió durante el reinado de Alfonso X El Sabio. Aun así, su nacimiento fue anterior, pues la
historia del
pueblo de Miraflores como tal comienza con el periodo de la Reconquista de la Península Ibérica. Aún no se ha aclarado si la reconquista de
Madrid fue antes, al mismo tiempo o después que la de
Toledo; lo que parece cierto es que Madrid fue ocupada por tropas segovianas. Es por ello que muchos de los pueblos de la sierra madrileña fueron ocupados inicialmente por pastores segovianos. Pero Madrid respondió ante la invasión de sus tierras y durante los siglos posteriores a la Reconquista entró en una contienda con
Segovia por ver quién se hacía con ellas.
Para evitar más conflictos, Alfonso X El Sabio decidió hacerse cargo personalmente de las tierras y aunó varios poblados existentes. La unión se llamó El Real de Manzanares. Pero los conflictos continuaron y en los años posteriores pasó de manos en manos. Finalmente, el Rey Juan I se las cedió a la
familia de los Mendoza y, con los años, cayeron en manos de Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, a principios de 1446.
En 1523, Carlos I dio a Porquerizas el rango de Villa. En el documento queda claro el principal motivo: la distancia de la villa de Manzanares, cabeza del Real, a la que había que acudir para resolver los asuntos.
En 1644 se denuncia a la
Santa Inquisición y se detienen bajo sospecha a dos vecinas de Miraflores, María de Manzanares y Ana de Nieva, que ingresan en prisión el 18 de octubre. Se llama a declarar a 24 testigos, entre los que se encuentra la misma Ana de Nieva. Las acusaciones coinciden en señalar que ambas mujeres son brujas y mujeres maléficas, y que así se las conoce en el pueblo. Se las acusa de provocar enfermedades a quienes les niegan lo que piden y de causar la muerte de varios niños. A María de Manzanares se le acusa de haber sido vista desnuda en el bosque un par de veces, una de ellas recogiendo escuerzos y cucarachas que metía en una taleguilla. Ana de Nieva se acusa a sí misma de haber practicado la hechicería junto a su
amiga María. Cuenta que una
noche al dar las doce María invocó a los demonios, acudiendo a su llamada muchas brujas montadas en machos cabríos y un brujo. Tras
bailar una
danza diabólica se marcharon a beber tres tinajas de vino en una
bodega. Otra noche las dos brujas se untaron con una pomada que María guardaba en dos tiestos. Tras decir María unas palabras se transportaron a aquella bodega donde estaban los demás, y bebieron y bailaron hasta las tres o las cuatro de la madrugada. Dice que repitieron su viaje
nocturno varias veces, y que tras la orgía, algunas
noches, montaban en sus machos cabríos y se llegaban a Peñarredonda donde seguían
bailando al son de unos tamboriles.
En todas sus declaraciones María negó que fuese bruja. Confesó haber estado desnuda por el
campo, la primera vez para librarse de las pulgas que había cogido mientras sacaba estiercol de una
cuadra, y la segunda para enjugar el manteo en el
río cuando estaba lavando la ropa. Dijo que no cogía nada ni era hechicera, pero que había practicado el curanderismo. Ana de Nieva se defendió de sus acusaciones cargando la responsabilidad sobre María. Ana de Nieva fue absuelta. La sentencia final contra María de Manzanares, del 15 de marzo de 1646, la condena al destierro de Miraflores, Toledo y Madrid a una distancia de cinco leguas en contorno durante tres años.
Ya en el siglo XVIII, se conocieron los primeros datos de población por el Catastro de la Ensenada de 1752. Los habitantes de Porquerizas eran entonces 286. La ocupación de estos habitantes era mayoritariamente la
agricultura y los cultivos más típicos eran los
olivos,
hortalizas,
cerezos, perales, melocotoneros, ciruelos, manzanos y guindos. También se dedicaban a la
ganadería, a la cría del
ganado vacuno, lanar, caballar y
porcino. Asimismo, la
caza y la
pesca eran otros de los recursos para la vida de Porquerizas. La pesca se limitaba a los vecinos del pueblo, siempre y cuando se vendieran los peces en el mismo pueblo. Y el procedimiento de la caza era similar: la temporada de perdices comenzaba el día 1 de noviembre (Todos los
Santos) y los cazadores tenían que sacar a la venta las aves públicamente ya que venderlas de forma oculta era un delito. También había un pequeño
comercio y algunas personas que se dedicaban a oficios como el de tejedor, sastre, herrero y carpintero.
A finales del siglo XIX, se produjo en Miraflores un cambio importante: surgieron los primeros
hoteles. Hacía ya tiempo que la bondad del clima venía despertando el interés de madrileños y otros visitantes y precisamente fueron éstos, los residentes de temporada, los que vieron el posible futuro de Miraflores como lugar turístico. Los hoteles comenzaron a multiplicarse hasta formar una colonia.
Después de esto, desde principios del siglo XX, se extendió por la localidad la
costumbre de los alquileres de temporada, de las vacaciones a los hoteles... y, por ello, la población de temporada aumentó considerablemente. El problema de Miraflores era que no había ferrocarril que transportara a la población. Es por eso que pronto se potenció el transporte por
carretera y algunas empresas ofrecieron sus servicios de autobús. El ferrocarril no llegó hasta finales de la Guerra Civil, pues fue durante la década de los 40 cuando se construyó una línea entre Madrid y
Burgos que pasaba por la localidad de Miraflores. Aunque las obras se acabaron en 1953, no fue hasta 1969 cuando se inauguró la línea.
MIRAFLORES DE LA SIERRA: v. con ayunt. de la prov., aud. terr. y c. g. de Madrid (8 leg.), part. jud. de
Colmenar Viejo (3), dióc. de Toledo (20): SIT. en la falda oriental de las serranías que dividen las 2 Castillas, la combaten con más frecuencia los vientos N., su CLIMA es frío, y sus enfermedades más comunes pulmonías; tiene sobre 500
CASAS distribuidas en varias
calles y una
plaza, hay
casa de ayunt., cárcel,
escuela de instrucción primaria común a ambos sexos, a la que concurren unos 100 niños que se hallan a cargo de un maestro dotado con 3,300 rs., 3
fuentes de buenas
aguas, y una igl. parr. (Sta. María la Mayor), servida por un párroco cuyo curato es de primer ascenso y de provisión en concurso: en los afueras de la pobl. se encuentra un
paseo titulado de las
Cruces, con algunos olmos, y el
cementerio en paraje que no ofende la salud pública. El TÉRM. confina N.
Lozoya; E.
Bustarviejo; S. Las Chozas, y O. Manzanares y el Paular o
Rascafria; se extiende una leg. poco más o menos en todas direcciones, y comprende 3
montes denominados Peñalapala, Anajarra y Morcueras; solo está poblado un pequeño alto de la Anajarra llamado la Raya, es roble y lo carbonean; hay
minas de plata, cobre, y otros metales, como también espato pesado, berilo ordinario y opaco, y bastantes
huertas de frutales que con un campo dilatado y muchas fuentes, hacen este pueblo muy delicioso; un arroyo nace en el térm y corre de N. a E. El TERRENO es pedregoso y de mediana calidad,
CAMINOS: los que dirigen a los pueblos limítrofes en regular estado; el
CORREO se recibe de la cab. del part. por balijero los miércoles, viernes y domingos, y salen en los mismos días. PROD.: trigo, centeno, poca cebada, patatas, judías, vino, y
frutas; mantiene ganado lanar, cabrío y vacuno; cría caza de perdices, conejos, liebres y algún corzo, IND. y COMERCIO la agrícola, 6
molinos harineros, carboneo y extracción de carbón, frutas y algo de lana fina, POBL.: 319 vec, 1,543 alm. CAP. PROD.: 9.798,367 rs. IMP.: 398,663. CONTR.: según el cálculo general y oficial de la prov.; 9’65 por 100.
* Diccionario geográfico - estadístico - histórico de
España y sus posesiones de Ultramar, Pascual Madoz. Madrid, 1845.