El cambio de nombre se cree que se produjo en 1627 propiciado por la reina consorte Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV que de
camino hacia el
Monasterio del Paular por el Camino Real de la Morcuera se detuvo a descansar en una meseta en la cima de la Raya, al pie de la Najarra, y contempló Porquerizas; fijándose en la abundancia de
flores propuso la dignificación del nombre a Miraflores en lugar de Porquerizas.