El Tío Francachela Es el personaje más famoso en Miraflores durante el siglo XIX
Antonio Robledo Palomino, "El Tío Francachela", a quien se dedica la fuente monumento de la Ctra. De Rascafría, es el personaje más famoso del siglo XIX.
Fuente del Tío Francachela
De profesión pastor, su vida transcurre en contacto con la naturaleza. Había oído desde pequeño, hablar del daño que causaban los lobos al ganado, por ello se dedicó a esta labor, parece ser que el primer lobo lo capturó con una vieja escopeta de pistón usada a modo de garrote y por la hazaña el Ayuntamiento le recompensó con dos duros.
Poco a poco se dedicó a rastrear, conocía a cada lobo por su nombre y costumbres, llegó a arriesgar su vida entrando incluso a las madrigueras para llevarse a los lobeznos, en una ocasión encontró una loba dentro de una madriguera. En el archivo municipal, hay datos que mató 219 lobos.
Respetado y querido por los vecinos, consiguieron para él una pensión vitalicea de ochenta céntimos diarios. Este hombre murió tranquilamente en la cocina, junto a la lumbre, en una cruda noche de invierno aunque su memoria permanecerá entre nosotros.
Antonio Robledo Palomino, "El Tío Francachela", a quien se dedica la fuente monumento de la Ctra. De Rascafría, es el personaje más famoso del siglo XIX.
Fuente del Tío Francachela
De profesión pastor, su vida transcurre en contacto con la naturaleza. Había oído desde pequeño, hablar del daño que causaban los lobos al ganado, por ello se dedicó a esta labor, parece ser que el primer lobo lo capturó con una vieja escopeta de pistón usada a modo de garrote y por la hazaña el Ayuntamiento le recompensó con dos duros.
Poco a poco se dedicó a rastrear, conocía a cada lobo por su nombre y costumbres, llegó a arriesgar su vida entrando incluso a las madrigueras para llevarse a los lobeznos, en una ocasión encontró una loba dentro de una madriguera. En el archivo municipal, hay datos que mató 219 lobos.
Respetado y querido por los vecinos, consiguieron para él una pensión vitalicea de ochenta céntimos diarios. Este hombre murió tranquilamente en la cocina, junto a la lumbre, en una cruda noche de invierno aunque su memoria permanecerá entre nosotros.