Es una pena que edificios nuevos como el del hotel que se encuentra a la entrada del pueblo se construyan con tal mal gusto: no han guardado un mínimo de estética que entone con la mayoría de las casas. Pero la culpa no la han tenido del todo los arquitectos sino quienes se lo han consentido, o consintieron, desde el Ayuntamiento. Lo peor de todo es que últimamente están apareciendo más construcciones que dejan mucho que desear y que contribuyen a afear Miraflores, puesto que desentonan demasiado; ejemplo: esos pisos de playa modelo Benidorm que colocados por debajo del Barrio del Gato, hacen que uno espere de un momento a otro ver venir una ola... ¡Alcalde, queremos playa! .