MIRAFLORES DE LA SIERRA: Vamos Rafita Simancas, anímate y demuéstranos lo que...

Vamos Rafita Simancas, anímate y demuéstranos lo que vales mandando al cuerno al alcalde y a los socialistas de Miraflores, que han estado callados como las chicas del oficio ese tan antiguo:

MADRID. Diez de junio de 2003, diez de la mañana. Las puertas del hemiciclo se cierran. 109 diputados -de un total de 111- toman sus escaños para proceder a la constitución de la Asamblea de Madrid. El semblante de Rafael Simancas se va transformando. Faltan dos miembros de su lista: Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez. A medida que pasan los minutos el nerviosismo se apodera de los parlamentarios socialistas. Simancas no deja de hablar por teléfono. Poco después, se confirma la deserción y se abre la crisis institucional más grave de la historia de esta región, que desembocará en una nueva convocatoria de elecciones, hace exactamente tres años.
El 26 de octubre de 2003 Madrid votaba por segunda vez en cinco meses a causa de la «espantada» de Tamayo y Sáez. No había otra salida y así lo puso de relieve ABC a través de varios editoriales y un artículo de su Director, José Antonio Zarzalejos. Aquellos comicios, inéditos en la historia de la democracia, dieron el triunfo a Esperanza Aguirre por mayoría absoluta: 57 escaños frente a 45 del PSOE y 9 de IU. Los resultados dejaron noqueado a Simancas, que desde entonces se obsesionó con demostrar la supuesta «trama inmobiliaria» que, en su opinión, originó el «tamayazo». El dirigente socialista hizo del «urbanismo depredador» la línea básica de su oposición, con escaso éxito.
Ahora, tres años después, esa estrategia se ha vuelto contra él y afronta una dura precampaña marcada por el «caso Ciempozuelos», desvelado por ABC. Pero no es el único. Getafe, Leganés, Aldea del Fresno, Miraflores de la Sierra, Quijorna... Municipios socialistas cuyo urbanismo se encuentra bajo sospecha. Un lastre con el que Simancas acudirá a las urnas dentro de apenas siete meses, en la reedición de su duelo con Esperanza Aguirre.