Luz y gas para ti

MIRAFLORES DE LA SIERRA: 23/09/2006 Fuente: Rebelion.org Vivienda: necesidad...

23/09/2006 Fuente: Rebelion.org
Vivienda: necesidad de muchos, negocio de pocos. La especulación inmobiliaria en España.

La vivienda se ha convertido ya en España, y de lejos, en el principal gasto que consume los recursos familiares, muy por encima de los gastos en alimentación, salud o educación. Entre un 26, 9% y un 42%, según hablemos de la renta familiar disponible o del salario medio de un trabajador. En cualquier caso, lo seguro es que más de un tercio del presupuesto de una familia media española está destinada a financiar la compra de la vivienda. Y su tendencia es la de seguir subiendo inexorablemente.

Desde 1986 hasta hoy, el precio de la vivienda en España se ha multiplicado por 3. Es decir, un piso que a mediados de los 80 costaba 10 millones, 15 años después es imposible encontrarlo por menos de 30 millones. Mientras tanto, durante ese mismo período, el precio del coste de la vida subió alrededor de un 80%. Y los salarios lo hicieron en un 45%.

De acuerdo con un reciente reportaje publicado por la revista británica The Economist España es, entre los países de la OCDE, el que ha vivido una mayor y más espectacular subida del precio de la vivienda, multiplicando por 6 la media del incremento de todos los países desarrollados. Mientras en Francia, Japón o EEUU el aumento del precio de la vivienda en las dos últimas décadas se situaba entorno al 20%, es decir un 1% de media al año, en nuestro país este aumento era del 140%, una media del 7% anual. Y sin embargo, este encarecimiento no se corresponde con la lógica de las leyes del mercado. Se calcula que existen en nuestro país alrededor de 2 millones de viviendas vacías, al tiempo que cada año se construyen entre 400.000 y 500.000 más. Un exceso de oferta que, según las leyes de la oferta y la demanda en el mercado tendría que empujar hacia abajo el precio de la vivienda.

Y sin embargo ocurre exactamente al contrario. Pese a que la demanda se mantiene estable en términos medios, cuanto más se amplía el parque de las viviendas sin habitar, cuantas más viviendas se construyen, más aumenta su precio. Un 12¹5% en 2000, un 8¹9% en 2001, un 15¹4% en el primer semestre de 2002. ¿Cómo se explica este contrasentido?

Negocio redondo
Históricamente, el sector de la construcción –tanto de viviendas como de obra civil– ha sido una de las fuentes de acumulación de capital más simple y eficaz de la que ha dispuesto el capitalismo monopolista español, especialmente tras la década de los 50 con las grandes obras de infraestructura, los planes de desarrollo y la masiva inmigración interior que concentró a la mayoría de la población española en los centros urbanos.

Con un relativamente bajo nivel de inversión, tanto en tecnología como en mano de obra, la construcción es un sector de elevados beneficios y poco riesgo, donde medra fácilmente el capital especulativo. íntimamente ligado al poder político, que en España es quien tiene mayoritariamente la propiedad del suelo, decide la calificación de los terrenos y concede billonarios contratos, importantes poderes financieros de la oligarquía se construyeron en el pasado y se construyen en la actualidad en torno al negocio de la construcción (las Koplowitz, Dragados y las familias del Banesto, los Entrecanales, Florentino Pérez, ...)

Y en el centro del negocio de la construcción, la gran banca y las cajas de ahorro, verdaderos agujeros negros que absorben la inmensa mayoría del dinero que anualmente mueve el negocio. Posiblemente, la mayoría sólo conocemos la parte final, el pago del crédito hipotecario, pero el negocio, para ellos, empieza mucho antes.

En primer lugar con la compra del suelo. Si la promotora urbanística no está ligada de una u otra manera a un grupo bancario, se verá obligada a pedirle prestado el dinero para la compra del solar. Otro tanto ocurre con la constructora. O bien son gigantes del sector a escala nacional o local, en cuyo caso es seguro que alguno de los grandes bancos o cajas de ahorro serán propietarios de buena parte de sus acciones; o bien son pequeños y medianos constructores en cuyo caso necesitarán endeudarse con cualquiera de ellos para acometer las obras. Finalmente, el comprador de la vivienda tendrá también que hipotecarse con esa entidad financiera para adquirir su vivienda.

De cada una de las partes del proceso la banca obtiene suculentos beneficios, bien sea directamente, bien de los intereses que cobra a sus deudores. El negocio es tan redondo que incluso en períodos como el actual de bajos intereses, la banca acumula en el segundo trimestre de 2002, sólo en créditos hipotecarios, un saldo vivo de 48¹23 billones de pesetas, un 17¹9% más que en el último trimestre de 2001. Si los intereses son altos, la banca gana porque multiplica escandalosamente la rentabilidad del dinero prestado. Si los intereses son bajos, la banca también gana porque aumenta el volumen de endeudamiento, ya que más gente se decide a meterse en un crédito hipotecario de mayor cuantía.

Horas de vida
Comprarse hoy una vivienda en España significa encadenarse prácticamente de por vida (15, 20 ó 30 años) con algún gran banco que, antes de que llegues a ver tu salario, al que previamente han exigido que domicilies en sus oficinas, ya te habrá descontado al menos el 30%. Detrás de la hipoteca vienen los gastos fijos de la vivienda: luz, agua, gas, teléfono, ... Nuevos descuentos que vuelven a engrosar las arcas de la banca ya que ellos mismos son los principales accionistas del pequeño grupo de monopolios que se reparten el mercado. De modo que aun antes de que hayas acudido a tu banco, más del 50% de tu salario ya no existirá.

En apenas 48 horas, el banco y las empresas por él dominadas habrá consumido el trabajo de al menos medio mes. Cuantos más créditos necesitas tú, más horas de tu vida consumen ellos. Hasta el punto de que, en el caso de la vivienda y las necesidades básicas que la acompañan, estás obligado a tener que vivir y mantener a la familia durante todo el mes con bastante menos de la mitad de tu salario. Y así, mes tras mes, se encadena un ciclo infernal por el que cualquier trabajador, todos los trabajadores, nos vemos condenados a trabajar cada vez más horas de nuestra vida para bancos y monopolios.

En el debate sobre la vivienda se han propuesto múltiples soluciones: liberalización del suelo para permitir su abaratamiento, creación de una verdadera política de viviendas públicas y de protección oficial, penalización de la tenencia de viviendas vacías, que el Estado construya y alquile viviendas a bajo precio para tirar a la baja el mercado ... Muchas de ellas, sin duda, medidas justas y necesarias. Pero que no van a la raíz del problema, que ponen parches pero no curan la enfermedad. Porque todo el problema, en realidad, está en la concentrada apropiación de riqueza en unas pocas manos y en la gestión de los recursos de la sociedad en beneficio de esa pequeña minoría. Lo que obliga al resto, a los trabajadores, al 75% de la sociedad a dedicar más y más horas de nuestra vida para que ellos puedan multiplicar hasta el infinito sus beneficios. éste es todo el problema: que las necesidades de la mayoría –en este caso la vivienda- se convierten en inmensos beneficios para unos pocos que poseen la capacidad y el poder para apropiarse de lo que a todos nos pertenece porque entre todos lo creamos.