MONTEJO DE LA SIERRA: Plantas que curan El muérdago (Viscum Album). Es una...

Plantas que curan
El muérdago (Viscum Album). Es una planta parásita que hunde sus raíces en el tronco de otros árboles y se alimenta de su savia, ya que es incapaz de enraizar en tierra.
Siempre ha estado ligada a una serie de costumbres mágicas y tradicionales, pero lo más curioso es que diversas investigaciones parecen demostrar que el muérdago posee propiedades anticancerígenas y estimula las reacciones defensivas del organismo. Una serie de extracto de esta planta, que sólo se deben administrar en forma de inyecciones bajo control médico, han dado buenos resultados en el tratamiento postoperatorio de diversos tipos de cáncer, para aliviar el dolor, y en la inhibición del crecimiento del tumor.

El muérdago también se emplea para reducir la presión sanguínea. Sin embargo, debido a su toxicidad, su uso interno será una competencia exclusiva del médico y nunca se tomará por iniciativa particular. Las hojas del muérdago no son tóxicas y pueden utilizarse para uso externo.

La menta (Mentha piperita). Ocupa un lugar destacado entre las plantas que actúan sobre el estómago, el intestino y la vesícula biliar. Su principio activo es su esencia, de la cual el mentol constituye entre el 50 y el 85%. Esta es la razón por la cual la menta exhala ese aroma agradable y fuerte tan característico. Además, es la solución para niños y pacientes difíciles que se niegan a tomar una infusión o medicamento que tenga sabor amargo.
Si sientes espasmos en el estómago y en los intestinos, y sobre todo si éstos vienen acompañados de flatulencia, puedes tomar regularmente infusiones de menta (unos 30 gramos de la planta por litro de agua), pues alivian de forma muy rápida. La misma medida puede seguirse en caso de diarrea. Muchas personas que dejan de tomar café de forma habitual sustituye esta bebida por la infusiones de menta. La infusión preparada exclusivamente con menta no ha de tomarse todas las mañanas o noches, pues se alcanzaría una dosis demasiado elevada; por ello se recomienda mezclarla con otras plantas medicinales (ejemplo, poleo) siendo entonces inocua. En uso externo, se emplea la menta para unciones y masajes, así como también para lociones y lavados.

El espino blanco (Crataegus monogyna). Es un arbusto con demostrada propiedades beneficiosas para aliviar afecciones cardíacas, dos tazas al día de infusiones de las flores, preferentemente frescas, pueden ayudar a normalizar las palpaciones del corazón. Su eficacia se extiende al tratamiento de arritmias y otras afecciones cardiovasculares. El espino blanco es también beneficioso para aquellas personas que se recuperan de un ataque cardíaco. Es más, este arbusto ayuda a prevenir la aparición de nuevos ataques.
Su ingestión es aconsejable para aquellas personas que, por su modo de vida (situaciones de estrés, hábito de fumar, etc.), presentan riesgo de acabar sufriendo un infarto. Además está comprobada su eficacia ante problemas de hipertensión. El uso de este arbusto es sencillo. Basta con poner un par de cucharaditas de sus flores en una taza con agua hirviendo y dejar reposar la infusión durante unos 20 minutos. Se toman dos o tres tazas al día. La infusión de espino blanco tiene la ventaja añadida de que se puede tomar durante meses o años porque no provoca efectos secundarios negativos.

El diente de león (Taraxacum officinale). Tiene reconocidas propiedades depurativas, crece por doquier, e incluso los agricultores la consideran una mala hierba.
Tanto sus flores como sus raíces contienen taraxacina, una sustancia amarga que es la principal responsable de sus efectos diuréticos y tónicos. El diente de león activa el metabolismo celular, en especial del hígado y del riñón, lo que favorece la producción de bilis y orina. Esta indicada en personas que sufren reumastimos crónicos, como artrosis.

El diente de león se puede ingerir diversas formas: en maceración (se deja en agua toda la noche, a razón de una cucharada sopera por taza de agua), en fusión (hirviendo las hojas unos minutos en agua), o bien se pueden comer sus hojas crudas (por ejemplo en ensalada). Esta planta se emplea para realizar las denominadas "curas depurativas", que durante entre cuatro y seis semanas y suelen realizar en primavera y otoño.

La árnica (árnica montana). Es una planta que se encuentra sobre todo en las montañas, a partir de los 800 metros y hasta 2.500 metros de altura. Sólo crece en un suelo no calcáreo y en un clima frío y húmedo, por lo que resulta extremadamente difícil de cultivar. Su principio activo, la arnicina, se halla en las flores en un 4 % y en el rizoma. El principal campo de aplicación del árnica es el tratamiento externo de contusiones, distensión de tendones y músculo, magulladuras, hematomas, hinchazones y fractura de huesos. La rapidez con la que la tintura de árnica, diluida correctamente, llega a curar semejantes heridas es considerable. Esta tintura, que se adquiere en las farmacias, contiene un 60-80% de alcohol. Esta prohibido la recolección de sus flores, ya que es una planta que está protegida oficialmente. En uso interno, la árnica estimula el sistema circulatorio y la vasodilatación, pero sólo debe emplearse bajo prescripción facultativa, ya que es tóxica si se excede de las dosis indicadas.

El hipérico (Hipericum perforatum). Es la planta medicinal por excelencia del sistema nervioso. Tiene efectos tranquilizantes y, por lo tanto, es un buen tratamiento de estados nerviosos, para combatir el insomnio, etc. Además, se ha demostrado la utilidad del hipérico como antidepresivo gracias a su principal sustancia activa, la hipericina, que se encuentra en las flores y en las hojas. El hipérico, a diferencia de los medicamentos que se utilizan habitualmente para tratar los estados depresivos, no tiene efectos secundarios sobre el sistema nervioso central y no crea adicción. Para notar sus efectos, la infusión se ha de tomar varias veces al día durante semanas e incluso meses. Antes situaciones como, por ejemplo, la muerte de un familiar, que puede conducir a una depresión, es aconsejable tomar entre tres y seis tazas diarias de infusión.
Mezclada a partes iguales con lúpulo y melisa, también se recomienda para combatir los cambios del estado de ánimo de origen hormonal que se pueden producir durante la menopausia, y los trastornos en las personas sensibles a los cambios atmosféricos.

La caléndula (calendula officinalis). Es una planta de jardín que ya se empleaba en la Edad Media para tratar la tiña y las impurezas de la piel. Posteriormente aparece entre los remedios más eficaces para curar heridas y tratar úlceras varicosas o trastornos cutáneos de cualquier índole. La caléndula se puede usar internamente, como infusión, y externamente, en compresas, lavado, tintura, aceite o pomada. En aplicación externa, ejerce un efecto antinflamatorio de la mucosa bucal y faríngea, y posee propiedades cicatrizantes en caso de heridas, magulladuras y quemaduras. Para preparar la compresa hay que realizar una infusión de dos cucharaditas de flores de caléndula en un cuarto de litro de agua, y aplicar la envoltura sobre la zona afectada. Por su gran capacidad para cuidar la piel y curar la que ha sido dañada, la caléndula se ha convertido en uno de los componentes más frecuentes en la elaboración de cosméticos, tónicos y cremas regeneradoras.

La milenrama o aquilea (Achillea millefolium). Es la planta más utilizada para el tratamiento natural de los trastornos ginecológicos: no sólo contribuye a detener hemorragias y aliviar los dolores de la menstruación, en especial las reglas espasmódicas, sino que también resulta beneficiosa en el tratamiento de algunos trastornos provocados por la menopausia.
Un baño de cuerpo entero con milenrama es un buen remedio para calmar los dolores espasmódicos de la menstruación: se vierten uno o dos litros de agua hirviendo sobre un puñado de milenrama, se tapa y se deja reposar el extracto unos 10 minutos; luego se añade al agua del baño.

Además de las infusiones de esta planta, también es recomendable la tintura de milenrama (15 gotas, tres veces al día) para evitar que se produzcan espasmos.

Ginseng. En el año 1969, los científicos europeos descubrieron que el extracto de una planta oriental, añadido a células humanas en cultivo, prolongaba su vida, preservándolas más allá del tiempo normal.
Naturalmente, esto llevó a más allá del tiempo normal. Naturalmente, esto llevó a más experimentos y, en poco tiempo, el mundo científico llegó a saber mucho acerca de dicha planta o raíz que, con el nombre botánico de Ginseng panax (del griego panaxos, "el que cura todo", en los años setenta ya estaba de moda tónico para prolongar la vida, a pesar de que su empleo empezó hace más de 7000 años. En efecto, la farmacopea china se refiere al ginseng como una panacea para toda clase de enfermedades. Sus aplicaciones se han ampliado tanto que, actualmente, se pueden preparar más de 300 recetas distintas. Para los chinos es la medicina "por excelencia", que toman masticando la raíz, en infusiones o en maceración. El análisis del ginseng presenta una gran complejidad de elementos, entre los cuales destacan las saponinas, una sustancias que estimulan y aumentan las respuestas hormonales del organismo. Por ello, actúan sobre todo el cuerpo, donde más falta hace su ayuda, y no solamente sobre un órgano o sistema determinado.

Equinácea. En fitoterapia se utilizan una serie de plantas medicinales que sirven especialmente para fortalecer las funciones del sistema inmunitarios. En este campo, es la planta más conocida.
Gracias a una serie de experimentos animales y numerosos estudios clínicos se ha logrado demostrar que el extracto de la planta fresca hace aumentar la capacidad de reacción de los glóbulos blancos. De esta forma se puede prevenir la aparición de una enfermedad o, cuando menos, reducir considerablemente su duración o debilitar la intensidad de los síntomas. Cuando uno note que tiene malestar de resfriado o una gripe, tomar tintura de equinácea como tratamiento de base produce un estímulo inmunitario natural. Incluso es mejor preparar el organismo antes de vérselas con la enfermedad: con efectos preventivos, es suficiente tomar 20 gotas de tintura en medio vaso de agua, tres veces al día.

Este remedio también es útil en viajes largos y cuando el organismo ha de soportar falta de sueño y cambios horarios, climáticos y de temperatura, circunstancia en las cuales es fácil un resfriado.

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