Aquella máquina de vapor,
maquinista y fogonero
con la briqueta o las bolas,
lanzando tu humo negro.
Tirando por los vagones,
mercancía o pasajeros
y con tan solo una vía,
tres había en las estaciones,
única en el apeadero.
Muelle para su descarga,
vía muerta, con tope para el vagón
que necesitaba quedarse
para repostar, nueva provisión.
De noche su alumbramiento
consistía en el farol,
quinqué para la oficina
encender y apagar los discos,
para facilitar su perfecta orientación.
De mantener bien la vía
se encargan los obreros,
llevando en la vagoneta
traviesas, y demás aperos,
al mando del capataz
y guía el primer obrero.
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