Que viva mi abuela, que si levantara la cabeza desde el agujero se sentiría tan asombrada del cambio de Parla, que volvería a morirse de nuevo. ¿ O quien sabe..? lo mismo se quedaba para disfrutarla. ¡ Y que viva el alcalde, pero no hace falta que viva tan bien! Yo quiero vivir como él; a ver si aprendo. Me voy a tomar el biberón de las doce, que necesito crecer para de mayor hacerme un gamberrete, que así se vive mejor...