"Tú no te negaste, te quedaste a compartir el afán
Del día, pues ya anochecía,
A compartir el
pan de mi mesa,
El peso de mi carne, el dolor de mis heridas
El tiempo de zozobra en que mi espíritu vivía,
Señoreaste mi
casa y la llenaste de esperanza.
Tu amor en mí no tiene doblez es para siempre".