Cáncer de mama
Hierbas que pueden ser beneficiosas
Hongo nube (Coriolus versicolor): El Coriolus es un hongo chino del cual se dice que mejora la función inmunológica. Se han realizado varios estudios de un extracto japonés de este hongo, llamado krestín polisacárido (PSK) y sus efectos en mujeres con cáncer mamario, pero los resultados han sido variables. Aunque los productos extraídos con agua caliente a partir del hongo nube están disponibles en Estados Unidos y pueden adquirirse sin receta médica, el grado en que estos productos herbales logran los efectos del PSK japonés todavía se desconoce.
Eleutero (Eleutherococcus senticosus, Acanthopanax s.): El eleutero, también conocido como ginseng siberiano, ha demostrado incrementar la función inmunológica en estudios preliminares en pacientes con cáncer mamario. Estos estudios por lo general emplearon dosis de 1 a 2 ml de extracto líquido tomados tres veces al día durante por lo menos un mes. Varios estudios encontraron que hubo menos efectos secundarios de las terapias convencionales entre quienes tomaron extractos de eleutero.
Visco (Viscum album): Un estudio doble ciego en mujeres con cáncer mamario (todas tratadas con quimioterapia) descubrió que aquellas que recibieron inyecciones de visco mejoraron su respuesta inmunológica y su calidad de vida, en comparación con aquellas a quienes se aplicó un placebo. El uso de preparados de visco orales no se ha estudiado aún en pacientes con cáncer mamario. Las inyecciones de visco (por lo general un producto llamado Iscador®) sólo pueden recetarlas los médicos y no pueden conseguirse fácilmente en Estados Unidos.
Té verde: En un estudio japonés, el consumo del té verde se asoció con un aumento en el lapso de supervivencia y una disminución de la diseminación del cáncer a los ganglios linfáticos en las mujeres en las primeras etapas del cáncer mamario, pero no en pacientes en etapas más avanzadas. Se descubrió que las tasas de recurrencia fueron las más bajas entre quienes tomaban al menos cinco tazas al día.
Cambios en la dieta que pueden ser beneficiosos
Alcohol: El consumo de alcohol se asocia con un mayor riesgo de desarrollar cáncer mamario, en especial entre mujeres con una ingesta baja de ácido fólico.
Fibra: El consumo de cantidades relativamente abundantes de granos enteros (con un alto contenido de fibra) se asocia con un riesgo menor de desarrollar cáncer mamario. Puede lograrse un mayor consumo de fibra si se cambia el consumo de arroz y harinas blancas por sus contrapartes integrales, o el de productos de harina blanca o harinas mixtas por productos 100% de trigo entero, galletas de centeno entero y mezclas para hot cakes con cascarilla.
Vegetarianismo: Las mujeres vegetarianas tienen menores niveles de estrógeno que las que consumen carne, lo que posiblemente explique la menor incidencia de cáncer mamario que se ha reportado entre las mujeres vegetarianas.
Frutas y verduras: Algunos estudios sugieren que el consumo de cantidades relativamente grandes de frutas y verduras se asocia con un menor riesgo de desarrollar cáncer mamario; sin embargo, estas asociaciones no se han comprobado.
Tomates: Los tomates contienen licopeno, un antioxidante con una estructura similar al beta caroteno. Estudios preliminares han demostrado que consumir más tomates o tener niveles más elevados de licopeno en sangre se asocia con un menor riesgo de contraer cáncer mamario.
La carne y cómo se cocina: La mayor parte de los estudios, aunque no todos, encontraron que el consumo de carne se asocia con un mayor riesgo de contraer cáncer mamario. Este efecto adverso de la carne parece más pronunciado cuando se consume bien cocida que cuando se cocina ligeramente.
Pescado: Se ha informado que quienes consumen pescado tienen un riesgo menor de contraer cáncer mamario.
Café: La mayoría de los estudios han mostrado que las mujeres que consumen café no corren un mayor riesgo de cáncer mamario que las que no lo toman.
Aceite de oliva: El consumo del aceite de oliva se asoció con un riesgo menor de cáncer mamario en varios estudios preliminares.
Grasas en la dieta: Hay algunas pruebas de que consumir grandes cantidades de grasas saturadas, derivadas de alimentos como carne y productos lácteos, aumenta el riesgo de padecer cáncer mamario. Sin embargo, las investigaciones son contradictorias.
Soya: Las mujeres en los países asiáticos donde el consumo de soya es alto por lo general tienen una menor incidencia de cáncer mamario. Sin embargo, los hábitos alimentarios en estos países son tan diferentes de las dietas de los países con alto riesgo que atribuir la protección contra el cáncer mamario específicamente al consumo de soya es prematuro. Aunque hay evidencias que demuestran que el consumo de soya reduce el riesgo de cáncer mamario, las investigaciones en esa área son contradictorias. De hecho, algunos estudios en animales y ciertas pruebas circunstanciales en humanos sugieren que el consumo de soya podría en realidad incrementar el riesgo de cáncer mamario.
Azúcar: Estudios preliminares han informado sobre la asociación entre un alto consumo de azúcar o de alimentos que la contienen y un mayor riesgo de cáncer mamario, aunque estos resultados no aparecen de modo uniforme en las investigaciones publicadas.
Cambios en el estilo de vida que pueden ser beneficiosos
Ejercicio: La mayoría de los estudios, aunque no todos, han demostrado que las mujeres que se ejercitan tienen un menor riesgo de desarrollar cáncer mamario. Además, se dice que el ejercicio aeróbico reduce la depresión y ansiedad en mujeres a quienes ya se les diagnosticó cáncer mamario.
La conexión del cuerpo y la mente: Se ha encontrado que la exposición al estrés psicológico debilita la respuesta del sistema inmunológico de las pacientes con cáncer mamario. Se ha informado que un fuerte apoyo social mejora la respuesta del sistema inmunológico de las pacientes. Sin embargo, la investigación de la relación entre los factores psicológicos y el riesgo de desarrollar o morir de cáncer mamario no es concluyente.
Sobrepeso: El exceso de peso aumenta el riesgo de cáncer mamario posmenopáusico. Sin embargo, antes de la menopausia, el exceso de peso no sólo no aumenta el riesgo de padecer cáncer mamario, sino que parece asociarse con un riesgo ligeramente menor en mujeres jóvenes.
Hierbas que pueden ser beneficiosas
Hongo nube (Coriolus versicolor): El Coriolus es un hongo chino del cual se dice que mejora la función inmunológica. Se han realizado varios estudios de un extracto japonés de este hongo, llamado krestín polisacárido (PSK) y sus efectos en mujeres con cáncer mamario, pero los resultados han sido variables. Aunque los productos extraídos con agua caliente a partir del hongo nube están disponibles en Estados Unidos y pueden adquirirse sin receta médica, el grado en que estos productos herbales logran los efectos del PSK japonés todavía se desconoce.
Eleutero (Eleutherococcus senticosus, Acanthopanax s.): El eleutero, también conocido como ginseng siberiano, ha demostrado incrementar la función inmunológica en estudios preliminares en pacientes con cáncer mamario. Estos estudios por lo general emplearon dosis de 1 a 2 ml de extracto líquido tomados tres veces al día durante por lo menos un mes. Varios estudios encontraron que hubo menos efectos secundarios de las terapias convencionales entre quienes tomaron extractos de eleutero.
Visco (Viscum album): Un estudio doble ciego en mujeres con cáncer mamario (todas tratadas con quimioterapia) descubrió que aquellas que recibieron inyecciones de visco mejoraron su respuesta inmunológica y su calidad de vida, en comparación con aquellas a quienes se aplicó un placebo. El uso de preparados de visco orales no se ha estudiado aún en pacientes con cáncer mamario. Las inyecciones de visco (por lo general un producto llamado Iscador®) sólo pueden recetarlas los médicos y no pueden conseguirse fácilmente en Estados Unidos.
Té verde: En un estudio japonés, el consumo del té verde se asoció con un aumento en el lapso de supervivencia y una disminución de la diseminación del cáncer a los ganglios linfáticos en las mujeres en las primeras etapas del cáncer mamario, pero no en pacientes en etapas más avanzadas. Se descubrió que las tasas de recurrencia fueron las más bajas entre quienes tomaban al menos cinco tazas al día.
Cambios en la dieta que pueden ser beneficiosos
Alcohol: El consumo de alcohol se asocia con un mayor riesgo de desarrollar cáncer mamario, en especial entre mujeres con una ingesta baja de ácido fólico.
Fibra: El consumo de cantidades relativamente abundantes de granos enteros (con un alto contenido de fibra) se asocia con un riesgo menor de desarrollar cáncer mamario. Puede lograrse un mayor consumo de fibra si se cambia el consumo de arroz y harinas blancas por sus contrapartes integrales, o el de productos de harina blanca o harinas mixtas por productos 100% de trigo entero, galletas de centeno entero y mezclas para hot cakes con cascarilla.
Vegetarianismo: Las mujeres vegetarianas tienen menores niveles de estrógeno que las que consumen carne, lo que posiblemente explique la menor incidencia de cáncer mamario que se ha reportado entre las mujeres vegetarianas.
Frutas y verduras: Algunos estudios sugieren que el consumo de cantidades relativamente grandes de frutas y verduras se asocia con un menor riesgo de desarrollar cáncer mamario; sin embargo, estas asociaciones no se han comprobado.
Tomates: Los tomates contienen licopeno, un antioxidante con una estructura similar al beta caroteno. Estudios preliminares han demostrado que consumir más tomates o tener niveles más elevados de licopeno en sangre se asocia con un menor riesgo de contraer cáncer mamario.
La carne y cómo se cocina: La mayor parte de los estudios, aunque no todos, encontraron que el consumo de carne se asocia con un mayor riesgo de contraer cáncer mamario. Este efecto adverso de la carne parece más pronunciado cuando se consume bien cocida que cuando se cocina ligeramente.
Pescado: Se ha informado que quienes consumen pescado tienen un riesgo menor de contraer cáncer mamario.
Café: La mayoría de los estudios han mostrado que las mujeres que consumen café no corren un mayor riesgo de cáncer mamario que las que no lo toman.
Aceite de oliva: El consumo del aceite de oliva se asoció con un riesgo menor de cáncer mamario en varios estudios preliminares.
Grasas en la dieta: Hay algunas pruebas de que consumir grandes cantidades de grasas saturadas, derivadas de alimentos como carne y productos lácteos, aumenta el riesgo de padecer cáncer mamario. Sin embargo, las investigaciones son contradictorias.
Soya: Las mujeres en los países asiáticos donde el consumo de soya es alto por lo general tienen una menor incidencia de cáncer mamario. Sin embargo, los hábitos alimentarios en estos países son tan diferentes de las dietas de los países con alto riesgo que atribuir la protección contra el cáncer mamario específicamente al consumo de soya es prematuro. Aunque hay evidencias que demuestran que el consumo de soya reduce el riesgo de cáncer mamario, las investigaciones en esa área son contradictorias. De hecho, algunos estudios en animales y ciertas pruebas circunstanciales en humanos sugieren que el consumo de soya podría en realidad incrementar el riesgo de cáncer mamario.
Azúcar: Estudios preliminares han informado sobre la asociación entre un alto consumo de azúcar o de alimentos que la contienen y un mayor riesgo de cáncer mamario, aunque estos resultados no aparecen de modo uniforme en las investigaciones publicadas.
Cambios en el estilo de vida que pueden ser beneficiosos
Ejercicio: La mayoría de los estudios, aunque no todos, han demostrado que las mujeres que se ejercitan tienen un menor riesgo de desarrollar cáncer mamario. Además, se dice que el ejercicio aeróbico reduce la depresión y ansiedad en mujeres a quienes ya se les diagnosticó cáncer mamario.
La conexión del cuerpo y la mente: Se ha encontrado que la exposición al estrés psicológico debilita la respuesta del sistema inmunológico de las pacientes con cáncer mamario. Se ha informado que un fuerte apoyo social mejora la respuesta del sistema inmunológico de las pacientes. Sin embargo, la investigación de la relación entre los factores psicológicos y el riesgo de desarrollar o morir de cáncer mamario no es concluyente.
Sobrepeso: El exceso de peso aumenta el riesgo de cáncer mamario posmenopáusico. Sin embargo, antes de la menopausia, el exceso de peso no sólo no aumenta el riesgo de padecer cáncer mamario, sino que parece asociarse con un riesgo ligeramente menor en mujeres jóvenes.