La rebelión de las ovejas
Meditación. ¿Por dónde caminar?
Había una vez un pastor que tenía un gran rebaño de ovejas. Entrenó a sus perros para que lo cuidaran y vigilaran mientras pastaban. Cada vez que se acercaba un lobo o algún extraño, los perros corrían alrededor de las ovejas, ladrando para mantenerlas unidas y poder defenderlas del peligro. Pero algunas de las ovejas se hartaron de que las trataran así y decidieron hacer consejo. “Los perros son demasiado duros con nosotras y no nos dejan libertad”, decían. Después de largas discusiones, llegaron a la conclusión de que debían separarse del rebaño y tener su propia comunidad aparte, donde pudieran vivir con más libertad y autonomía. Al cabo de poco tiempo, llegó otro lobo que intentó atacar al rebaño, pero nuevamente los perros pudieron repelerlo. Sin embargo, mientras se alejaba, vio al otro grupo de ovejas que se había alejado del resto y, al constatar que no había con ellas ningún perro, las atacó y mató a todas.
La autoridad en la Iglesia no está para quitarnos la libertad sino para guiarnos por el camino de la verdad y defendernos de las falsas doctrinas que quieren contaminar y matar nuestra fe.
Meditación. ¿Por dónde caminar?
Había una vez un pastor que tenía un gran rebaño de ovejas. Entrenó a sus perros para que lo cuidaran y vigilaran mientras pastaban. Cada vez que se acercaba un lobo o algún extraño, los perros corrían alrededor de las ovejas, ladrando para mantenerlas unidas y poder defenderlas del peligro. Pero algunas de las ovejas se hartaron de que las trataran así y decidieron hacer consejo. “Los perros son demasiado duros con nosotras y no nos dejan libertad”, decían. Después de largas discusiones, llegaron a la conclusión de que debían separarse del rebaño y tener su propia comunidad aparte, donde pudieran vivir con más libertad y autonomía. Al cabo de poco tiempo, llegó otro lobo que intentó atacar al rebaño, pero nuevamente los perros pudieron repelerlo. Sin embargo, mientras se alejaba, vio al otro grupo de ovejas que se había alejado del resto y, al constatar que no había con ellas ningún perro, las atacó y mató a todas.
La autoridad en la Iglesia no está para quitarnos la libertad sino para guiarnos por el camino de la verdad y defendernos de las falsas doctrinas que quieren contaminar y matar nuestra fe.