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En tu soledad doliente
Recuerdas aquellos días
Venturosos, apacibles,
De tu niñez, recogida
En el hogar del Señor,
Los ángeles te servían,
Meditabas y rezabas
Y la púrpura cosías.
Luego el Espíritu Santo
Hizo en ti la maravilla
De formar al niño-Dios
En tus entrañas benditas.
Recuerdas cuando en Belén
Gozaba con tus caricias,
Le adoraban los pastores,
Y los reyes, que venían
De unos lejanos países
Trayendo oro, incienso y mirra.
Pero muy pronto empezaron
Persecuciones y huidas,...