Mas a ti, corredentora,
Que conoces el secreto,
Te entristecen, te amedrentan,
Las asechanzas, los celos
De los sumos sacerdotes,
Escribas y fariseos,
Que falsean sus palabras,
Basan en Satán sus hechos,
Le incriminan de traidor,
De embaucador, de blasfemo,
Y mil trampas le colocan
Para cazarle en un yerro.
Pasan rápidas las horas,
Se está avecinando el tiempo
Del sacrificio sagrado
Que aposentará en el cielo
A las almas desterradas,
Condenadas al infierno.
El Hijo será oblación
En el altar del tormento,
La espada se clavará
En tu corazón abierto
Por amor a los mortales
Y por tu entrega en el templo,
Al Creador consagraste
La blancura de tu cuerpo.
Tú sabes que ya está próxima
La inmolación del cordero.
¡Cómo te duele, María,
El alma herida en tu pecho!
Que conoces el secreto,
Te entristecen, te amedrentan,
Las asechanzas, los celos
De los sumos sacerdotes,
Escribas y fariseos,
Que falsean sus palabras,
Basan en Satán sus hechos,
Le incriminan de traidor,
De embaucador, de blasfemo,
Y mil trampas le colocan
Para cazarle en un yerro.
Pasan rápidas las horas,
Se está avecinando el tiempo
Del sacrificio sagrado
Que aposentará en el cielo
A las almas desterradas,
Condenadas al infierno.
El Hijo será oblación
En el altar del tormento,
La espada se clavará
En tu corazón abierto
Por amor a los mortales
Y por tu entrega en el templo,
Al Creador consagraste
La blancura de tu cuerpo.
Tú sabes que ya está próxima
La inmolación del cordero.
¡Cómo te duele, María,
El alma herida en tu pecho!