Un topónimo que no ofrece dudas es Puebla de la Sierra, ya que se lo pusieron los propios vecinos allá por 1940, para sustituir a Puebla de la Mujer Muerta, que daba un poco de yuyu. El viejo nombre no era muy alegre, la verdad, pero sí descriptivo, pues la sierra de la Puebla, al igual que la de El Espinar, muestra a quien la sabe mirar la figura de una dama yacente: al norte, cerca del puerto de la Puebla, se eleva el Porrejón (1.827 metros), que serían los pinreles de la muerta; al sur, el Centenera (1.810 metros), la cabeza, y, en su sitio, el busto de la Tornera, 56 metros más prominente que la testa, diferencia que no es tan escandalosa si imaginamos a la difunta con las manos castamente posadas sobre el pecho.