La alimentación en este tramo del
río, al igual que ocurre en el Jarama y otros de sus afluentes, es de origen pluvionival, recibiendo las mayores aportaciones en
primavera y
otoño. A este respecto es importante recordar la importancia de la cubierta vegetal en la retención y flujo de
agua a través del suelo. En particular, los cervunales y piornales de las zonas altas desempeñan un importantísimo papel en la regulación de las aportaciones a los
ríos.