Rascafría es uno de los municipios más sorprendentes de la Comunidad de
Madrid. Además de ser de los mayores de la provincia, su enclave natural le otorga multitud de
rincones naturales y creados por el hombre que desde hace siglos ha valorado su situación.
Tomando desde el
Monasterio de El Paular la
carretera hacia el
Puerto de Cotos, poco después se llega a una zona llamada La Isla, donde hay varios
restaurantes. En la segunda indicación, se entra al
Restaurante Pinosaguas a cuya altura se llega a una gran explanada que sirve de
aparcamiento, y de donde parte un
camino junto al arroyo de la Angostura,
aguas arriba.
Tras un corto
paseo se llega a la antigua presa del Pradillo, un
salto de agua que sirvió para la antigua
fábrica de la luz, y que hace años desapareció, y está sin uso desde entonces, pero crea una pequeña
cascada bastante atractiva en cualquier época del año.
Subiendo a la presa, por un pequeño
sendero, el ruidoso espectáculo de la cascada cambia por un plácido
embalse rodeado de
pinos que se reflejan en las de aguas calmadas. Continuando por la orilla, agua, bosque y pequeñas praderas hacen de este lugar un
rincón idílico para pasar un buen rato.
Cuando llega el
invierno, la
nieve y el agua congelada cambian el
paisaje por otro más espectacular, si cabe.