El
Retiro fue construido en la primera mitad del siglo XVII dentro del proyecto paisajístico desarrollado para el
Palacio del Buen Retiro, una antigua posesión real creada por el conde-duque de Olivares, 1587-1645, para disfrute de Felipe IV, 1605-1665, de quien era su valido. Su uso como
parque urbano se remonta a 1767, año en el que Carlos III, 1716-1788, permitió la entrada del público a efectos recreativos y, ya definitivamente, a partir de 1868, cuando quedó bajo la titularidad del
Ayuntamiento de
Madrid. Con una superficie de 118 hectáreas está protegido como Bien de Interés Cultural.