Los hermanos Álvarez Quintero, Serafín (1871-1938) y Joaquín (1873-1944), nacieron en Utrera (Sevilla) y murieron en Madrid. Fueron ambos poetas, narradores, periodistas, pero sobre todo comediógrafos, obteniendo en el teatro innumerables éxitos y ningún fracaso, formando un dúo original e irrepetible, en cuyas obras era difícil saber la aportación de cada cual. Obtuvieron gran popularidad en la primera mitad del siglo XX, incluso fuera de nuestras fronteras, a pesar de su estilo alejado de las vanguardias y la modernidad, de temática algo superficial, pero lleno de riqueza lingüística y elegancia. A esta aportación se debe el ingreso de ambos en la Real Academia Española de la Lengua.
El grupo escultórico que evoca Andalucía y Sevilla fue encargado al escultor Lorenzo Coullaut Valera, pero a su muerte, en 1932, tuvo que concluirlo su hijo y sucesor Federico, especialmente el jinete en bronce. Se inauguró el 2 de diciembre de 1934 por los alcaldes de Madrid y Sevilla, con los dos homenajeados aún vivos, si bien no asistieron al acto, leyendo en su nombre unas cuartillas la actriz Concha Catalá. La lápida es obra del escultor Juan de los Ríos Quintero, primo de los literatos y nacido, como ellos, en Utrera.