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Puerta de Toledo. Glorieta Puerta de Toledo, s/n, RETIRO

Puerta de Toledo.
Glorieta Puerta de Toledo, s/n.

En la época medieval, Madrid era una ciudad amurallada con accesos controlados a la misma. Estos accesos se denominaban Puertas. A medida que la ciudad fue creciendo en tamaño la muralla quedaba inmersa en la población y las nuevas puertas se iban reubicando. Existieron con anterioridad otras tres puertas denominadas de Toledo en las cercanías. La actual Puerta de Toledo data del primer tercio del siglo XIX y fue diseñada por el arquitecto español Antonio Aguado, y se encuentra emplazada en la mitad de la glorieta de Toledo haciendo de rotonda.

Esta fue la última puerta monumental levantada en el antiguo recinto de Madrid. Se construyó en el periodo que va desde los años 1813 a 1827, y fue restaurada por el Ayuntamiento de Madrid en 1995.
Fue erigida a modo de arco triunfal en honor del rey Fernando VII como conmemoración de la independencia española tras la ocupación francesa.

La ubicación de la Puerta de Toledo y su cercanía al actual Rastro de Madrid la convierten en un signo distintivo de la ciudad.

Puertas Monumentales de Madrid.
A lo largo de su historia, Madrid ha tenido varias murallas y cercas. Estas construcciones se hicieron, por un lado, para proteger la ciudad, y por otro, para controlar sanitariamente en sus puertas a todo el que quisiera pasar al interior de la villa… y también fiscalmente, pues era el lugar donde se recaudaban los impuestos. Las llamadas ”Reales Puertas”.
En el siglo XVIII había en Madrid cinco “Reales Puertas” que coincidían con los principales caminos de acceso a la ciudad: las Puertas de Alcalá, Atocha, Bilbao, Segovia y Toledo (hoy día solo se conservan las de Alcalá y Toledo). A las otras Puertas de menor categoría y que por aquel entonces convivían con las “Reales” se las denominaba “portillos” o “póstigos”.
Aquellas antiguas murallas se suprimieron, y hoy apenas quedan unos restos de ellas, pero de lo que sí podemos disfrutar todavía es de siete Puertas Monumentales que se levantaron en su día para embellecer la ciudad, y que aquí siguen con nosotros.
Son las puertas de Alcalá, Hierro, Toledo y San Vicente. Y los accesos a jardines históricos como la de Felipe IV en El Retiro y Puerta Real y Puerta Norte en el Real Jardín Botánico.