La
Puerta de Felipe IV.
Calle Alfonso XII.
Obra de Melchor de Bueras y el
escultor Pedro de Landa, fue construida en 1680.
En 1690, se añadieron las
esculturas de los laterales del
arco.
Es la puerta más antigua de todas las que tenemos en El
Retiro y está entre las más veteranas que existen en
Madrid.
En su origen, la puerta se colocó donde hoy está la
Fuente de Neptuno (
plaza de Cánovas del
Castillo) y cercano al
Museo del Prado (los límites del Retiro estaban entonces en esa zona)
A mediados del siglo XIX, fue
portada de la
Ermita de
San Juan, y en cuyo antiguo solar vemos actualmente el
Palacio de
Correos, hoy día sede del
Ayuntamiento de Madrid.
En 1922 se instaló en su actual emplazamiento, frente al Casón del Buen Retiro y nos da paso al Parterre del Retiro.
Puertas Monumentales de Madrid.
A lo largo de su
historia, Madrid ha tenido varias
murallas y cercas. Estas construcciones se hicieron, por un lado, para proteger la ciudad, y por otro, para controlar sanitariamente en sus puertas a todo el que quisiera pasar al interior de la villa… y también fiscalmente, pues era el lugar donde se recaudaban los impuestos. Las llamadas ”Reales Puertas”.
En el siglo XVIII había en Madrid cinco “Reales Puertas” que coincidían con los principales
caminos de acceso a la ciudad: las Puertas de Alcalá, Atocha, Bilbao,
Segovia y
Toledo (hoy día solo se conservan las de Alcalá y Toledo). A las otras Puertas de menor categoría y que por aquel entonces convivían con las “Reales” se las denominaba “portillos” o “póstigos”.
Aquellas antiguas murallas se suprimieron, y hoy apenas quedan unos restos de ellas, pero de lo que sí podemos disfrutar todavía es de siete Puertas Monumentales que se levantaron en su día para embellecer la ciudad, y que aquí siguen con nosotros.
Son las puertas de Alcalá, Hierro, Toledo y San Vicente. Y los accesos a
jardines históricos como la de Felipe IV en El Retiro y Puerta Real y Puerta Norte en el Real
Jardín Botánico.