Los hábitos positivos o negativas adquiridos, están sujetos a las mismas leyes que las deficiencias hormonales que contuviera su ADN. Todo se corresponde a la respuesta cósmica de nuestras acciones previas. La lógica es aplastante, ya que no hay cuerpo sin espíritu, por consiguiente si ambas cosas están inseparablemente unidas mientras dure la vida, las consecuencias afectará igualmente a ambos cuerpos.