Bueno, ya he vuelto a comprobar la capacidad de los corruptos manipuladores socialistas para transformar la historia en basura, como todo lo que tocan. La verdad es que nunca acaba uno de escarmentar, pese a conocer bien con quienes trata. La chica encargada del reportaje me dijo que podría hablar veinte segundos para explicar lo que quería el Grapo con aquellas acciones. Se lo expliqué (lo escribí ayer en el blog) y, en lugar de dar por cerrado el asunto, caí en la trampa de continuar respondiendo a otras preguntas. Rompiendo el acuerdo verbal y mi insistencia en que esa era mi respuesta, los sinvergüenzas de turno recortaron unas palabras mías que, aisladas del contexto, quedan sin pies ni cabeza, metiendo de paso, como quien no quiere la cosa, el cuento habitual de la "extrema derecha" y el PCE, siempre tan cívico y enamorado de la democracia.
Al señalar que el Grapo consideraba que no iba a pasar nada por aquellas acciones me refería a que la maniobra de la transición a partir del franquismo seguiría su curso y los militares la aceptarían. El propósito de las acciones era despertar la rebeldía de "las masas" y echar por tierra el que llamábamos "montaje" de la reforma, imponiendo una ruptura de verdad.
Afortunadamente quedó claro que la población quería precisamente aquel "montaje" y no estaba deseando rebelarse; y la oposición, infiltrada por la policía y reorganizada gran parte de ella, en especial el PSOE, bajo supervisión de la Guardia Civil, se atemorizó tanto que olvidó sus veleidades rupturistas y pasó a comportarse, efectivamente, de modo razonable. Treinta años después, esos partidos andan empeñados en el "diálogo" con la ETA, en arruinar la convivencia en paz y en libertad alcanzada entonces. Todos hemos cambiado mucho, en sentidos diferentes, y muy pocos han explicado convincentemente las razones de tanto cambio.
P.M.en, LD.
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Al señalar que el Grapo consideraba que no iba a pasar nada por aquellas acciones me refería a que la maniobra de la transición a partir del franquismo seguiría su curso y los militares la aceptarían. El propósito de las acciones era despertar la rebeldía de "las masas" y echar por tierra el que llamábamos "montaje" de la reforma, imponiendo una ruptura de verdad.
Afortunadamente quedó claro que la población quería precisamente aquel "montaje" y no estaba deseando rebelarse; y la oposición, infiltrada por la policía y reorganizada gran parte de ella, en especial el PSOE, bajo supervisión de la Guardia Civil, se atemorizó tanto que olvidó sus veleidades rupturistas y pasó a comportarse, efectivamente, de modo razonable. Treinta años después, esos partidos andan empeñados en el "diálogo" con la ETA, en arruinar la convivencia en paz y en libertad alcanzada entonces. Todos hemos cambiado mucho, en sentidos diferentes, y muy pocos han explicado convincentemente las razones de tanto cambio.
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