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No esperes tanto amigo Manué.
Por el levante, bajo la nieve
que de rondón se nos ha colado
hay brotes verdes por todos los lados,
y las resolanas están adornadas
con margaritas multicolores.
Y los cerezos y los almendros
y todos los árboles de primavera
luciendo están sus mejores galas,
flores perfumadas que corren
el riesgo de quedarse heladas,
pero el astro Febo, fuente de vida
con tierra y agua, aprieta fuerte,
calienta los huesos y seda las almas.
Doña Natura, aun caprichosa,
es irrefrenable y tan marchosa,
que no hay quien la pare,
sea mar o montaña.
Mira las aves, que de acurrucadas
surcan los aires alborotadas
porque perciben que Primavera
entre nosotros ya está instalada.
Aunque D. Invierno, tan cabezón,
cruel y mamón, no se resigna
con la derrota y nos deja fríos
con una nevada que da la nota
porque hará historia por estos pagos,
donde todo todo ha paralizado
y hasta a los previsores ha congelado
su dura sesera, menos sus despachos
bien caldeados y acondicionados.
No así en Viegu, más acostumbrado,
y es que el montañés, saberes
tiene que otros ya olvidaron.
Un abrazo.
Salud.
No esperes tanto amigo Manué.
Por el levante, bajo la nieve
que de rondón se nos ha colado
hay brotes verdes por todos los lados,
y las resolanas están adornadas
con margaritas multicolores.
Y los cerezos y los almendros
y todos los árboles de primavera
luciendo están sus mejores galas,
flores perfumadas que corren
el riesgo de quedarse heladas,
pero el astro Febo, fuente de vida
con tierra y agua, aprieta fuerte,
calienta los huesos y seda las almas.
Doña Natura, aun caprichosa,
es irrefrenable y tan marchosa,
que no hay quien la pare,
sea mar o montaña.
Mira las aves, que de acurrucadas
surcan los aires alborotadas
porque perciben que Primavera
entre nosotros ya está instalada.
Aunque D. Invierno, tan cabezón,
cruel y mamón, no se resigna
con la derrota y nos deja fríos
con una nevada que da la nota
porque hará historia por estos pagos,
donde todo todo ha paralizado
y hasta a los previsores ha congelado
su dura sesera, menos sus despachos
bien caldeados y acondicionados.
No así en Viegu, más acostumbrado,
y es que el montañés, saberes
tiene que otros ya olvidaron.
Un abrazo.
Salud.