ROBREGORDO: LA FRAGUA Por ser pueblos labradores no podía...

LA FRAGUA


Por ser pueblos labradores no podía faltar en ella la Fragua en donde se arreglaban las rejas del arado romano y se herraban vacas, burros, caballos, mulas y machos

El oficio de herrero se remataba por años a favor de aquel vecino forastero que más ventajas reportase al Concejo y más barato cobrase la iguala a los vecinos del lugar. El herrero debía " aguzar" o calzar las rejas, herrar a todos los animales domésticos dedicados a las labores diarias de transporte, agricultura y servicios, debiendo proporcionar siempre el hierro necesario para fabricar los llamados "callos" o herrajes.

El oficio de herrero era compatible con otros trabajos, como labrador o carpintero. Había herreros como el de Somosierra y Robregordo que tenían trabajo más que suficiente por la situación en el paso del Puerto.

Los herreros aquí eran de utilidad pública, dada la importancia que resolvían. Los herreros trabajaban en sus oficios por la tarde y por la noche, debiendo ayudar los dueños de las rejas que se habían de arreglar, bien tirando del fuelle o machacando con pesadas mazas de hierro llamadas" machos", sobre la reja hecha ascua, según las órdenes y dirección que marcaba el herrero con golpe de martillo.

Especialmente en invierno y cuando los trabajos se lo permitían, dedicaba tiempo a confeccionar herraduras, clavos para cabrios y vigas de las casas nuevas, unas trébedes, unos picos, unas guadañas que podría vender en el pueblo. Para estos trabajos de poca monta no necesitaba ayuda alguna, pues ingeniosamente accionaba con el pié el fuelle, con la mano izquierda las tenazas que sujetaban la pieza que se debía calentar en el horno, y con la derecha atizaba la lumbre o machacaba sobre el yunque.

De estos singulares personajes ya hemos hablado anteriormente en La Bellota, mencionábamos que este arte de trabajar el hierro para las necesidades de la agricultura era imprescindible, así como para los arrieros y transportistas.

También se comentaba que el carbón que utilizaban, ellos mismos lo hacían, arrancando troncos de brezo en la sierra de" Las Cabezas " o en la hoya de la " Umbría".

Actualmente han desaparecido estos artesanos, ya no se siembran las fincas de cereales, linares, ni huertas, cuando se necesitan azadones, picos, palas, hoces, se compran en la tienda de ferretería.