Se celebraban los "Mayos", que más adelante detallaré por ser una costumbre muy arraigada en la que participaba todo el vecindario de una manera activa y motivada, llegando a crear rivalidad, sobre todo entre los jóvenes. Era Mayo y los mozos y mozas hacían grupos por separado, pero con un mismo fin: el día de San Pedro - 29 de Junio -en el que todos unidos en fiesta, contrataban al "tamboril y dulzainero", celebraban una comida y ¡todos al baile!. Al día siguiente empezaban las duras labores del verano. Pero no adelantare' el final de tan celebradas fiestas. La juventud - entre diez y dieciséis años - renovando la ilusión y manteniendo la ancestral costumbre, formaba grupos compactos, para juntos pasar las fiestas. Los mozos "nuevos" pagaban un canon por incorporarse a sus nuevos compañeros, con una arroba de vino se admitía al recién llegado. Empezaban las "carreteras de circunvalación" de madrugada, los mozos con su guitarra lanzaban al aire la alegría de las jotas, los "cantores", sus simpáticas y picarescas coplas. Las mozas contribuían a la atención de los mozos, entreabriendo la ventana y lanzando a la ronda la graciosa "propina", recibiendo después los consabidos "piropos". Así se forjaban las buenas amistades y las futuras relaciones amorosas.