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SAN ISIDRO: PAISAJE DEL REAL CORTIJO DE SAN ISIDRO...

PAISAJE DEL REAL CORTIJO DE SAN ISIDRO
EL PASEO DE LAS ACACIAS

Paralelo al canal o caz del río,
donde una compuerta de obra
obliga al agua a saltar de lugar
provocando un murmullo arrullador,
transcurre un paseo de tierra
adornado por abril florido y verdoso,
con unas acacias en flor
¡Qué cómo lucen y cómo huelen!

Los mirlos ya emparejados
parecen con prisa en su salir y
entrar entre la frondosa vegetación,
mientras los otros otean y cantan

Los frutales, unos con las yemas henchidas,
otros muestran la flor; los más
tempranos con el fruto en ciernes

¡Qué hermosa es la primavera!
como hermoso es poder percibir
este espacio o templo sagrado
donde se conjuga un todo,
donde el propio paisaje
es capaz de estremecer al paisaje,
aromatizado, por el agua arrullado,
acompañado por toda una corte de plantas,
avecillas, insectos, etc.

Y ahí, el hombre, el ser humano
como la acacia, con sus ramas
llenas de espinas, hojas y flores,
enraizada en la vega junto al paseo,
cumpliendo el fin que el paisaje impone:
adorno, aroma, atalaya de pajarillos,
donde revolotean, anidan y crían,
útil por tanto, como cada criatura,
que de vez en cuando piensa
oteando el correr del agua del caz
que alegre discurre y corre aprisa,
y al que un día se unirá y juntos
por el canal y luego el río, cambiarán
el paisaje de vega por el del mar.

El paseo de las acacias es de tierra,
de abril verde y una rica fragancia,
mecido por las nanas del agua
que en paralelo corre por el canal,
los frutales, zarzas, espinos
y todo tipo de flores silvestres
como en un cortejo festivo
amenizan su entorno bajo la sombra vegetal,
algún pato o pollita de agua
se oculta entre la maleza
donde esconde su nido ya a punto,
y es que entre doce meses, uno solo es abril,
con sus aguas mil, su olor a jazmín, su paseo,
y sus glorias que no cesan de ir y venir.

Hierve, bulle la vida toda,
está en pleno ciclo vital,
todo eclosiona de forma vigorosa,
de vez en cuando un aguacero
viene a lavar la nueva vida
y a empujar su crecimiento
al que se une después el sol
que las nubes ocultaban durante la lluvia-